Capítulo 33
"Cambios"
Muchos pares de ojos observaban aquella cabellera de chocolate, esperando que lo que hubiera dicho fuese una simple broma, que se diese la vuelta y que empezase a armar un plan contra El Loto Negro. Sin embargo, Marco, con las manos apoyadas en la mesa y mirando a la madera, sabía que lo decía en serio. Pidiesen lo que le pidiesen, se negaría si tenía que ver con las flores negras. Hasta que... Hasta que se confirmase que ella era la primera. Marco se dio cuenta de aquello justo cuando Scarlett salió dando un portazo de la biblioteca.
Con un gruñido, Wells se volvió a Nefira, quien miraba fijamente la puerta. Una mirada ardiente.
—Nefira —la llamó—. ¿Dónde está Mey?
—Estaba en la Corte del Norte, ayudando a Enear e Irina. Les estaban atacando unos tal Alene y lotos...
Marco le acarició el brazo y se acercó a Rina.
— ¿Podrías ir y traerla lo más pronto posible? —le preguntó en susurros. Sander los observaba.
—Veré lo que puedo hacer —aseguró ella.
Caminó hasta el gran ventanal, lo abrió y salió corriendo como solo un vampiro puede hacer, despareciendo en la lejanía. No obstante, en un momento dado, en lo profundo del bosque, paró en seco. Alguien la seguía. Alguien con un olor a guaraná y los ojos del color del ámbar. Lentamente, Rina se dio la vuelta para encontrarse con un gran lobo negro. En él destacaban sus brillantes ojos amarillos propios de un alfa y las dos manchas grises que tenía en el hocico y en la cola. Cuando la vampiresa quedó completamente viéndolo de frente, el lobo dejó de caminar para sentarse sobre sus patas traseras. Rina sonrió de lado. Se acercó a él, agachándose justo a centímetros del animal, y levantó la mano derecha. Su palma pálida con unas falanges finas y delicadas, adornadas con unas uñas largas, esperaba la acción del alfa que la observaba en silencio. Poco a poco, la pata izquierda se posó sobre la mano de Rina. Un leve tacto entre ambos. Luego, los dos apartaron sus extremidades. Habían cambiado, al menos un poco.
—Puedes volver, chucho. Yo siempre tengo cuidado —soltó con una sonrisa antes de volver a desaparecer.
«No te creas tan importante, sanguijuela, es solo que aún no me fío de ti» pensó Sander mientras volvía a la casa, retrocediendo en sus pasos.
De vuelta en la mansión, Lena, quien era la que estaba más cerca de la ventana, la cerró una vez que Rina ya no estaba y el licántropo había regresado. Y todo volvió a sumirse en un silencio sepulcral.
Del otro de la puerta, Scarlett se había apoyado contra la madrea pudiendo escuchar levemente la conversación que habían tenido y los muchos comentarios que la siguieron tras un par de minutos. "Convéncela, Sander" "¿Y ahora qué hacemos?" "¿Íbamos a seguir a esa?". Dejándose caer al suelo, abrazó sus rodillas. «¿Cómo eran capaces de decir tales cosas? Acabo de salir de aquella cárcel y quieren que vuelva entrar a allí... Parece que no lo entienden» se habló a sí misma en su cabeza con lágrimas recorriendo sus mejillas. No sabía qué hacer. No quería pensar en ese momento ya que si lo hacía era capaz de tomar decisiones de las cuales luego se podría arrepentir. Aunque se preguntaba porque siempre tenía que caer un gran peso sobre su espalda. Cuando era una cazadora, cuando escapó, cuando Alan murió, cuando se convirtió en una mitrey... Siempre. Y lo peor era que nunca podía llorar como ella quisiera. Llorar hasta que los parpados hinchados y rojos no la dejasen ver, gritar hasta quedarse con la voz ronca, ser una loca por un momento de su vida sin importar lo que pasase a su alrededor, dejar de pensar tan calculadamente y centrarse en sus propios sentimientos... Ser ella misma.
ESTÁS LEYENDO
El Loto Negro: ¿Podría Olvidarse El Pasado?© || ELN1
FantasyQuién te diría que alguna vez odiarías tu vida, tu hogar y a ti misma... Scarlett Rixon, una joven de dieciocho años, se ve obligada a viajar desde Polonia a Eslovaquia para tomar un avión a Londres. Después de estar en un infierno del que pocos con...