Capítulo 55
"Es hora"
Scarlett se asustó, retrocediendo en la cama hasta chocar contra Marco. Ambos observaban al mono con los ojos abiertos. Aquel ser les devolvía la mirada moviendo su cola lentamente. El mono, el ser blanco azulado, había hablado como un humano. Tenía un aspecto común a la vez que raro, agradable si no fuera por los colmillos afilados de su boca.
—Si. Tal y como la recordaba, Señora Scarlett —giraba su cabeza analizando cada detalle da la cara de la primera mitrey—. La Señora Mey os pide que bajéis.
Sin esperar respuesta alguna, el mono saltó al techo ágilmente. Como si de árboles se tratase, trepó y se movió por las tablas de madera hasta llegar a la puerta. Luego se fue. Los mitrey lo siguieron con la mirada y se quedaron mirando la puerta tras la desaparición del ser. Extraño, muy extraño.
—Habló. El mono habló —susurró Scarlett aún pegada a Marco—. No estoy soñando, ¿verdad?
Miró al castaño. Este negó. Los dos estaban confusos.
Vivían en un mundo de criaturas y seres fantásticos, pero hasta ese momento ningún animal tenía la capacidad de hablar. Aquello era nuevo para ellos. Por no contar el aspecto del bicho aquel. No existía una raza o variedad de mono que fuese blanca azulada. Existía el albinismo, no algo que llevase blanco y azul juntos.
Scarlett se fijó en Marco, dejando de pensar en aquel ser. Quitando los ojos hinchados y levemente rojizos y la tez pálida, parecía que estaba mejor. El verde seguía teniendo ese brillo opaco de la amargura y la tristeza, pero estaban un poco más vivos. Y revivieron aún más cuando él también se fijó en ella. Se miraban como en el baile de la reina. Solo ellos dos. Un para siempre en los ojos del otro. Entonces, Scarlett echó sus brazos sobre los hombros de Marco y lo abrazó. Quería hacerlo, no por ningún motivo en particular. Sólo quería hacerlo. Quería sentirlo entre sus brazos y quería que él sintiera que no estaba solo después de todo.
Temblorosamente, sus manos se pasearon por la espalda de la morena, rodeándola, y su cara se hundió en el hueco del cuello.
—Gracias —susurró después de un tiempo—. En serio, gracias.
Ella se separó de su cuerpo para sonreírle dulcemente. Sus ojos llenos de lágrimas.
—Estoy aquí, no lo dudes.
El tono de voz que usó, tranquilo y seguro, apaciguó un poco la tormenta que se había desatado en el interior de Marco días atrás.
Se abrazaron una última vez, disfrutando de la compañía del otro.
En su camino hacia la planta baja, Scarlett se fijó en las paredes. Las cuales antes estaban llenas de cuadros y fotos, tanto que casi no había espacio libre, y ahora estaban vacías. No había rastro de las fotos familiares, de los recuerdos y de las obras de arte. Habían desaparecido. O alguien los había quitado.
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El Loto Negro: ¿Podría Olvidarse El Pasado?© || ELN1
FantasyQuién te diría que alguna vez odiarías tu vida, tu hogar y a ti misma... Scarlett Rixon, una joven de dieciocho años, se ve obligada a viajar desde Polonia a Eslovaquia para tomar un avión a Londres. Después de estar en un infierno del que pocos con...