34. SMV, Sandi y la Primera Generación

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Capítulo 34

"SMV, Sandi y la Primera Generación"


Abrió el grifo de la ducha. El agua caliente salía y chocaba contra el suelo provocando que el vapor ascendiese, gobernando en el baño. Su ropa cayó al suelo, ni siquiera la movió, solo se metió debajo del agua. El choque de temperatura ente el líquido y su cuerpo hizo que todos su músculos se relajasen. Le gustaba el agua, mas no sabía nadar. Era contradictorio pero cierto. Durante todos los años que estuvo en Varsovia, pasaba la mayor parte del tiempo entrenando para ser cazadora y simplemente se olvidaron de enseñarle a nadar, pensando que sabía. Luego ya era demasiado tarde para hacerlo. Acabó cogiéndole pánico a las piscinas, lagos, ríos y mares.

Scarlett dejaba que el agua mojase todo su cuerpo, tan solo aquello. Su cabello se pegaba a la espalda mientras ella cerraba los ojos, suspirando. Igual que como dejaba correr el agua, dejó correr el tiempo allí bajo la ducha. Cuando su piel ya estaba arrugada y las paredes, al igual que el espejo, estaban empañadas, cerró el grifo y salió. Envuelta en una toalla, observó de nuevo el lugar. Todo estaba como lo había dejado antes de introducirse en la ducha, salvo por una cosa. Sobre la tapa del inodoro, un papel con el singular color amarillo y las arrugas que ella ya había visto antes, reposaba esperando a que lo cogiese entre las manos. Con suspicacia, abrió el papel y comenzó a leerlo.


Mira aumenta. Aumenta cada vez que la escoria mitrey se revela. Me estoy hartando de ver cómo quieren ser más malvados que mis demonios. Mis generales me han aconsejado en tomar medidas drásticas contra ellos. Quieren que demuestre que yo soy el único que puede ser la maldad, el terror, la ira en persona... Y acepté. Tomaré medidas contra ellos. Dentro de tres días verán de lo que soy capaz de hacer...

25/07/1914 – p.(número borrado) del diario de SMV


Esa vez, Scarlett se quedó más que sorprendida. La persona o cosa que le había dejado aquella hoja, como la anterior, del diario de SMV era familiar, alguien que podía estar en la casa y que debió entrar mientras ella no prestaba atención a nada. O eso creía Scarlett. No solo le estaba dejando páginas de un diario, sino que también le estaba contando una historia que nadie sabía salvo el propietario de aquellas hojas. Esa vez, solo tres preguntas asaltaron su cabeza. ¿Quién le estaba proporcionando aquellos papeles? ¿Quién era SMV? ¿Y por qué se las estaba entregando a ella?

Agarró la ropa, ocultando el papel entre ella, con una mano pegándola contra su cuerpo para que la toalla no se cállese y con la otra abrió la puerta del baño, dispuesta a salir. Afuera, se encontró por sorpresa a su hermano y a Marco, quienes acababan de subir por las escaleras. Scarlett los analizó. Sander no llevaba la misma ropa que cuando estaban en la biblioteca, sino que ahora traía una manta que tapaba su desnudez. No obstante, Marco la miraba de la misma forma que ella a ellos, analizándola de arriba abajo. Ninguna palabra salió de su boca. Habían dejado de hablar cuando la vieron parada en el pasillo.

— ¿Por qué no tienes ropa? —preguntó Scarlett una vez que los dos se acercaron a ella.

— ¿Y tú qué haces ahí parada con solo una toalla? —preguntó su hermano de vuelta mientras seguía con su camino buscando su habitación. Al verla desafiar tímidamente con la mirada al mitrey, volvió a hablar—. Vamos, Scarlett.

Asintió con la cara roja y corrió hasta su puerta. Ambos Rixon entraron en la habitación, deshaciendo su equipaje con rapidez para vestirse. Sin que Sander se diese cuenta, Scarlett guardó la nueva hoja junto con la otra, deteniéndose a ver la foto de Alan y ella en el baile de la universidad. «Realmente estabas muy guapo, Alan... Cómo te echo de menos». Sacudió su cabeza, obligándose a no pensar en ello. Dejó la toalla aún lado y se dispuso a vestirse con algo cómodo. En la otra punta de la habitación, Sander hacía lo mismo.

—No sé cuándo, pero va a llegar una mitrey que puede confirmar si tú eres la primera —dijo el hombre lobo una vez que ambos estuvieron vestidos.

— ¿Quién es? —preguntó Scarlett con voz ronca. ¿Si ella no era la primera mitrey que pasaría?

Sander la miró por primera vez desde que habían entrado en su habitación.

—Ellos la conocen como Mey, nosotros como la primera Parker.

La Scarlett del pasado, cuando revivió, creo a la primera generación mitrey. Cinco parejas de aproximadamente veinticinco años salieron de las cecinas junto con la Primera Mitrey. Tres de ellas con sentimientos puros y pacíficos, los Wells, los Ring y los Parker; las otras dos no. Antes de que existiera El Loto Negro, la familia Durion y la familia Morgan empezaron batallas contras las otras tres familias, hasta que los loto les declararon la guerra a los mitrey, queriendo erradicarlos de la faz de la tierra.

Los loto se dedicaron, antes de atacar, a estudiarlos y a conocer todo sobre ellos. Sin embargo, si no pertenecías a la familia, sabías muy poco sobre quiénes eran los primeros. La información que conseguían era la que obtenían a los mitrey que capturaban con vida, después de torturarlos. La primera en nacer fue la primera Parker seguida de su marido, el primer Parker. Se contaba que era una mujer sabía, hermosa y poderosa. Ella fue la que convenció a los Durion y a los Morgan de formar una alianza con las demás familias para vencer a los de El Loto Negro. Una alianza que perduró hasta el presente. Y fue la primera Parker la que ayudó a la Scarlett del pasado con su legado.

Actualmente, las familias casi ya no existen y mucho menos los mitrey de pensamientos oscuros... Al igual que se pensaba que la primera generación estaba muerta.

—Rina ha ido a buscarla...

— ¿La Pri-primera P-parker? —tartamudeó Scarlett. No le asustaba, le aterraba. Ella, alguien que estuvo con la Primera Mitrey, la iba a juzgar y dictaría lo que pasase con Scarlett Rixon.

Sander se alarmó al verla perder el armazón que había creado durante los años en las flores negras, dejando ver a una niña indefensa y asustadiza. Se acercó a ella y la abrazó.

—Ey, ey, tranquila. No va a pasar nada malo... Solo dirá si eres o no la verdadera —intentó tranquilizarla. Aunque parecía que no lo conseguía, así que pensó en distraerla—. Scar, ¿cómo era el apodo que me pusiste cuando nos conocimos? Como era...

Entre lágrimas, lágrimas que ninguno sabía cuándo aparecieron, Scarlett soltó una risilla—. Sander Sandía.

—Sandía, eso. La verdad prefiero que me llames Sandi.






Bueno, bueno, bueno... Ya tenemos aquí el capítulo 34. ¡Oleeeee! ¿Cómo está? ¿Cómo fue? ¿Gustó? ¿No gustó? Dejádmelo saber en los comentarios.

Esta semana solo subiré un capítulo porque me voy de "vacaciones" y no me llevaré el ordenador conmigo jajajajaja (en realidad tengo un examen el sábado, pero no es en mi ciudad)

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¡Nos vemos!

Anaffueyo

Anaffueyo

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El Loto Negro: ¿Podría Olvidarse El Pasado?© || ELN1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora