51. La aurora boreal

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Capítulo 51

"La aurora boreal"


Marco, de la mano de Scarlett, caminaba entre el frío blanco del palacio.

Ambos dormirían en la misma habitación. O al menos lo intentarían.

Sin embrago, una vez estando en la habitación, Marco se volvió a derrumbar. Se había sentado en la cama, al lado de Scarlett, y la abrazó. La abrazó con fuerza temiendo que ella también se fuera a ir. Lloró en su hombro y ella le acarició la espalda y la cabeza, dejándole saber que estaba ahí y que no se iba a ir. Estaba destrozado y era normal. Un hijo nunca debería ver como su familia era asesinada.

Se tumbaron en la cama para que Marco estuviese más cómodo. No dejaba de llorar y eso la rompía por dentro. De un segundo a otro, Scarlett también estaba llorando. Ella no había tenido el placer de pasar el mismo tiempo con ellos, pero en su estancia en la casa de los Wells pudo sentir lo que era una familia. Una de verdad. Personas que te quieren y te cuidan. Y El Loto Negro se las había arrebatado. Patrick, Emma, Rupert y Kavana ahora formaban parte de su lista. Aquellas personas que ya no estaban en la tierra y necesitaban, requerían, venganza. Sus nombres estaban al lado del de Alan, esperando justicia. La justicia no solo para los muertos, también para los vivos torturados, dañados y extorsionados por aquella organización.

—Scar... No te vayas —susurró Marco entre lágrimas y llantos.

—Dormiré contigo, hoy, mañana, lo que necesites —respondió ella, secándose las mejillas.

La miró con aquellos prados verdes—. No me refiero a eso... No te vayas nunca de mi lado, no te alejes.

Scarlett cerró su boca, observando su rostro y acariciándole el pelo. No sabía que decir, así que asintió y él volvió a apoyar su cabeza en su pecho. La aferró más a él. Y terminó durmiéndose entre llantos, sudor, lágrimas y la sangre seca que aún quedaba en sus cuerpos.

Sin embargo, ella no podía apartar sus amatistas de su cuerpo que tiritaba. Lo tapó con las sábanas y luego se apoyó contra el respaldo. Algunas veces dudaba si Marco tenía filtro en lo que decía, pero verlo así, destrozado, no podía con ella. Su regla de alejar a la gente se había ido a la mierda cuando Alan murió y aun así, seguía distanciándose de las personas. Negándose a ayudar. Si hubiera dicho que si a la primera, a lo mejor podría haber evitado que su familia hubiese muerto en la corte blanca.

Suspiró ante el torbellino que se estaba formando en su cabeza. Scarlett no podía dormir.

Cuidadosamente, tapó a Marco con las sábanas oscuras y salió de la cama. Descalza sobre el mármol tibio se acercó al balcón. En el cielo, con el sonido de las criaturas fantásticas y el lejano vaivén de las olas del mar, las estrellas brillantes miraban a Scarlett, saludándola. Ella miró un momento a su espalda, a Marco, y volvió su vista al horizonte. Con los brazos desnudos, se apoyó en la barandilla de piedra. Allá a su frente, La Corte del Norte descansaba en la noche. O al menos casi toda. Los mercaderes que se embarcaban al alba preparaban su alijo entre las sombras que se formaban por las luces de las calles o de las estrellas mismas. En silencio, sin querer molestar.

Scarlett sonrió. La desgracia no había llegado hasta ellos, al menos.

Encima de ella, la aurora boreal comenzó a danzar, como si aquella sonrisa sincera la hubiese llamado. Scarlett miró entonces hacia arriba. En medio de aquellos vivos colores, pequeñas sílfides con ivlins la miraban atentos. Risas traviesas y susurros engañantes. Las amatistas brillaron. Una de las sílfides, pequeña, con la piel morada y unas alas transparentes, se acercó a la mitrey.

El Loto Negro: ¿Podría Olvidarse El Pasado?© || ELN1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora