1956, 31 de diciembre. Puerta del Sol, Madrid.
— ¿Es aquí donde lo conociste? —preguntaron los mellizos a la vez.
—Dais miedo —dijo la pelinegra mirándoles mientras se rascaba un ojo. Le escocían—. Este invento es horrible. Para la próxima llevo unas gafas oscuras.
—Al menos, el color de tus ojos es uno natural, Rina —comentó la niña mientras observaba todo a su alrededor.
Aquel año, Rina había podido convencer a la madre de sus amigos para hacer un pequeño viaje por Noche Vieja. Habían llegado desde el norte hasta España, más concretamente su capital, para que ellos pudieran ver aquella plaza tan especial para la solitaria niña de largos cabellos negros.
—Recuérdanos como conociste a tu amigo, por favor —el niño sujetaba la mano de su hermana, pequeña por unos minutos, temiendo perderla entre el gentío.
—Fue en el 37, en plena guerra civil española. Había estado enfermo y tras aquello, por diversas circunstancias, lo ayudé a salir de España junto con su hermano. Al exilio. Siendo esta plaza el último lugar en el que estuve con él —relató despacio, rememorando la pasada época—. No supe de él hasta el año pasado.
Caminaban por todo el lugar escuchando la voz de Rina, una nostálgica y pesada voz que guardaba secretos. Secretos que la albina podía descifrar en poco tiempo.
Delante de una estatua, Irina se paró. Sus ojos claros quedaron fijos en la piedra que pisaban sus pies.
—Ortega y Gasset fue especial, ¿verdad? —preguntó irónicamente la pelinegra al ver como su amiga se tensaba allí mismo. Ella misma sabía la respuesta.
—Era algo parecido a mí... Y la conoció aquí —susurró apretando la mano de su hermano. Los dos sabían a quien se refería—. Él te lo contó.
—José no era más que un humano al que maldijeron con el don de la premonición. "Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo". Esa fue la última frase que le dijo ella a José; él se había dado cuenta de lo que pasaba. Cuando le conocí me dijo que era importante para mí y para mis futuros amigos, por lo que la dejó escrita en uno de sus libros para que no cayese en el olvido.
Rina admitió aquello con un suspiro. Se quitó las molestas lentes de contacto que le cambiaban el color de sus ojos y miró al cielo. En la oscuridad de la noche, pequeñas motas de nieve empezaron a caer.
—Erik. Irina. Nos esperan grandes cosas y el futuro que nos depara... Está junto a la princesa del equilibrio.
Bueno, bueno, bueno... Ya tenemos aquí el tercer especial. ¡Oleeeee! ¿Cómo está? ¿Cómo fue? ¿Gustó? ¿No gustó? Dejádmelo saber en los comentarios.
Estoy un poco emocionada porque es el último capítulo del 2021 y porque cada vez más gente está leyendo la novela. Es como mucha alegría dentro de mi ser.
Otro especial canon. En esta vez volvemos más al pasado y cambiamos de espacio. Madrid. Seguramente os estaréis preguntando como es que Rina, Irina y Erik están vivos en 1956 y en 2005 son unos niños... Pues no os lo voy a decir porque sería spolier, pero hay que tener en cuenta que esta novela es de fantasía... Así que, who knows.
Quitando todo esto. Quiero desearos un feliz año nuevo (para cuando sean las doce en España) y que sea prospero. Buena salud, que consigáis todo lo que querríais y todo lo que se dice en estas fechas. Os quiero pichulis <333
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¡Nos vemos!
Anaffueyo
P.D. Tenéis mis redes sociales en mi perfil. Subo cosillas chachis sobre esta saga y otras.
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El Loto Negro: ¿Podría Olvidarse El Pasado?© || ELN1
FantasyQuién te diría que alguna vez odiarías tu vida, tu hogar y a ti misma... Scarlett Rixon, una joven de dieciocho años, se ve obligada a viajar desde Polonia a Eslovaquia para tomar un avión a Londres. Después de estar en un infierno del que pocos con...