El Loto Negro: ¿Podría Olvidarse El Pasado?© || ELN1

19. Preocuparse por sí misma

Capítulo 19

"Preocuparse por sí misma"

Tras la ducha se había sentado en el retrete, mirando a la nada. Tampoco pensaba en nada. Su mente, que había estado saturada, en aquel momento estaba vacía. Se había quedado allí, apagada.

Marco había entrado, seguido de un Sander enfadado, sorprendiéndola. "Si tardas más, te dejamos aquí" le dijo antes de salir con las mejillas sonrojadas. Su hermano, que estaba cabreado porque el mitrey había entrado sin permiso, le dio un cambio de ropa más de su talla.

Scarlett, mientras esperaba a Sander, guardó la hoja del diario junto con la foto de Alan en el baile entre su equipaje. No quería perder nada. Cuando su hermano estuvo listo, ambos bajaron a la recepción. Allí les esperaban todos. Tenían un margen de tiempo bastante ajustado para llegar al aeropuerto.

Lena pagó la estadía. Las miradas se intercambiaban entre los presentes. Había algo en todo aquello que no cuadraba. Les habían perseguido la noche anterior pero no había señales de la organización. Como si hubieran desaparecido. Y nadie hablaba de ello por revivir el dolor de Scarlett. No obstante, no sabían que aquel dolor no se había ido que seguía allí clavado, como una espina. No le había abandonado y menos tras aquella visita de su fantasma minutos atrás.

Salieron en fila, como reclusos, y se dirigieron a los coches. Cada uno volvió a su asiento, salvo por Sander, que esa vez se sentó en el asiento del copiloto y Rina en el del conductor. Estaba cansado y necesitaba, al menos, dormir unos pocos minutos. Detrás de ellos, Scarlett y Marco se sentaron cada uno en una esquina, separados por el casco de Alan. Los ojos verdes veían como los coches pasaban a su lado, intentando evitar la mirada de la morena. Scarlett lo miraba buscando el porqué de su ayuda, después de saber qué es lo que se dedicó a hacer hasta aquel verano y cómo se comportó después de que le quitasen el chip del cuello. Sobretodo buscaba aquel porqué eludiendo el recuerdo del irlandés en su mente.

—Si sigues mirándome así, acabaré pensando que te gusto —dijo Marco manteniendo sus ojos fijos en la ventanilla. Scarlett abrió los suyos por la sorpresa. Giró su cabeza y la miró con una pequeña sonrisa—. ¿Quieres que piense eso?

—No me gustas. Solo... ¿Por qué me ayudas? ¿Por qué nos ayudas? —le preguntó ella—. ¿Por qué haces todo esto después de saber lo que fuimos?

Las facciones de Marco se tensaron. «No debí hacerlo» pensó Scarlett.

— ¿Tengo que tener alguna razón para hacerlo? —respondió nervioso, mientras se acomodaba en su asiento—. Puede que los monstruos se ayuden entre sí de vez en cuando. Aunque, si lo prefieres, puedo entregaros a ti y a tu hermano a ellos y dejar que decidan qué hacer con vosotros.

Volvió a girar su cabeza y cerró los ojos, pretendiendo estar dormido. Para él, aquella conversación con secretos ocultos por su parte, se había acabado. Scarlett asintió, aunque Marco no le podía ver. Ella lo siguió mirando. Su rostro estaba relajado, sus labios entreabiertos y su pelo castaño un poco despeinado. Parecía alguien ajeno a lo que estaba ocurriendo a su alrededor, alguien que no conocía lo que estaba pasando. Parecía... Alguien normal.

En su mente, los pensamientos emanaban como un río tras una tormenta, amenazando con revivir el temido pasado. Tantos intentos de escapar de ellos pisoteados por unos simples actos imprudentes. Gracias a su huida y la de su hermano, El Loto Negro había vuelto a su terrible historia. Todo el mundo se sumía en caos y desesperación, pero en Europa era peor. Los rastreadores buscaban a fondo, los guardianes secuestraban nuevos reclutas allá donde fuera y los cazadores... Ellos eran el mismísimo infierno. No dejaban mitrey con vida por donde pasaban. Eso es lo que les había dicho Rina gracias a su velocidad innata y los rumores del astuto Benji. Todo por Scarlett.