Capítulo 27

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----- Atlantis -----

— ¿Cuál trato?— repitió al no obtener contestación de su padre.

— Elizabeth, — intervino Alice. — No es el momento. Debes volver a recepción con tu marido e invitados...

— Necesito saber a qué se refiere con eso. — señaló aturdida. — ¿Arregló mi matrimonio?

— Basta, Elizabeth. — pidió Alice.

— ¿Bajo qué condiciones?— insistió la rubia mientras las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos.

— Suficiente, Elizabeth. — Alice la tomó del brazo pero ella se zafó.

— ¡¿Me puso en venta y él me compró?! — sollozo con molestia.

— ¡Elizabeth!— Alice llamó su atención.

— ¡Basta ya! — Hiram alzó la voz. — Estoy harto de tu comportamiento infantil.— enfrento a su hija. — Sí, hice un trato con Jughead Jones. Tu mano a cambio de salvarnos de la ruina. — confesó.

Las lágrimas rodaron por las mejillas de Betty mientras ella negaba aún indispuesta a creer aquello.

— ¿Ruina?— desvió la mirada a su madre. — Usted dijo...

— Mintió  — aclaró Hiram. — Por supuesto que lo hizo. Y si acepté fue porque a mi sí me importa nuestro apellido y el prestigio que siempre han tenido los Lodge. Nuestra posición y el respeto de la gente. — suspiró. — Y también para que pudieras obtener una gran vida, rodeada de lujos y prestigio la cual no creo que merezcas. — señaló.

Betty se dejó caer sobre uno de los sillones sintiendo aquel dolor esparcirse por todo su pecho.

— No seas dramática. — Hiram rodó los ojos. — La verdad es que has salvado a esta familia. Algo que nadie más pudo hacer... — observó molesto a Verónica quien desvió la mirada arrodillándose en el suelo para consolar a su hermana.

— Pero entonces, — Betty limpió sus lágrimas. — ¿Por qué Jughead finge estar enamorado cuando solo se trata de un humillante negocio? — preguntó molesta.

— Quien sabe. — Hiram mintió.  — Pero de lo que estoy seguro es que eso tampoco te lo mereces. — añadió para después abandonar la habitación.

Alice soltó un suspiro. — Te advertí que te detuvieras. — añadió.

Betty alzó la mirada con los ojos llenos de lágrimas y molestia.

— Verónica ayuda a tu hermana a que limpie su rostro. Nadie debe darse cuenta de este pequeño percance. — negó. — Partirá con Jughead en unos minutos.

Abanicando su rostro, abandonó también la habitación.

— Me siento como una idiota. — se quejó cubriendo su rostro con sus manos.

— Tranquilízate Betty.— pidió Verónica. — Tú no tienes la culpa... ni tampoco Jughead. — señaló rápidamente.

Betty la observó desconcertada. — ¿Tú lo sabías?

Verónica se alejó desviando la mirada. — Por supuesto que no  — mintió. — Al igual que a ti, mi padre me dijo que había inventado lo de nuestros problemas económicos solo para que accediera a casarme con Jughead. — aseguró.

— ¿Kevin?— preguntó aún triste.

— Lo dudo. — la Morena negó  — Nuestro hermano sería incapaz.

Betty se colocó de pie limpiando sus lágrimas aunque tan solo recordar la palabras de su padre hacían que sus ojos nuevamente se llenasen.

— No puedo creer lo que acabo de escuchar... — se lamentó. 

Atlantis - BugheadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora