three.

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El hecho de que Steve haya causado que Maya espere debajo de las oficinas de SHIELD con la excusa de que tenía asuntos importantes que resolver no inspiraba mucha confianza, para nada

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El hecho de que Steve haya causado que Maya espere debajo de las oficinas de SHIELD con la excusa de que tenía asuntos importantes que resolver no inspiraba mucha confianza, para nada.

Maya sabía que Steve era confiable, lo había demostrado. Él le caía bien, sólo esperaba que no la decepcionara o muera de una forma inesperada.

Volviendo a el comienzo; el capitán había esperado a que la chica termine de ducharse y vestirse para luego llevarla junto a él a Triskelion, en donde fué a encontrarse con gente igual de heróica, suponía la chica.

Un grupo de gente sin vida social, para ser más exactos.

May observaba cómo la gente recorría el lugar mientras ella permanecía sentada en un banco, alejada de todo y de todos mientras esperaba volver a un lugar seguro y planear qué sería de su vida de ahí en adelante. Quizás que el Capitán América te rescate de casi morir podría resultar beneficioso.

Era algo aburrido. Sin embargo, todas las personas parecían tener una vida normal. May envidiaba eso.

De repente; grupos de soldados subieron rápidamente las escaleras mientras los presentes corrían sin dirección alguna. Por lo que Maya, confundida, tomó el hombro de una de las agentes para luego preguntarle qué era lo que estaba pasando, pero se sorprendió al notar de quién se trataba.

Era rubia, bastante atractiva. Parece ser que no le prestas mucha atención a la cara de alguien cuando otra persona se está muriendo frente a tí.

-Agente 13, ¿Cierto?- Preguntó luego de observar su cara, era la misma chica que estuvo cuando asesinaron a Fury.

-Así es.- Contestó. -¿Qué sucede? No tengo mucho tiempo libre.- Preguntó interesada.

-¿Qué esta sucediendo? ¿Por qué hay tantos soldados?- Preguntó Maya, pero la rubia pareció escuchar algo en su auricular y asintió, silenciando el micrófono por unos segundos para luego hablar.

-¡Mierda, Steve!- Murmuró la mujer luego de silenciar su micrófono. -Vuelvo en un rato, pase lo que pase, no te acerques a ningún agente, STRIKE está comprometido.- Habló la agente, por lo que la menor sólo le dedicó una mirada de confusión para luego mirar a su alrededor.

Efectivamente estaba jodida. Un movimiento en falso y probablemente la volverían a torturar.

De un momento al otro, los recuerdos del St. Vincent's comenzaron a rondar por su mente. Maya recordó las noches enteras llenas de sueros y oscuridad, recordó la cantidad de pastillas que le hacían tomar, la recordó a ella, Eris. Las noches junto a la puerta de su habitación esperando que de alguna manera salga de ella, saludando y riendo con su humor peculiar.

Entonces, el cristal que sostenía el techo de el lugar se rompió en cientos de pedazos, trayendo consigo uno de los pocos buenos recuerdos de el lugar, materializado en el cuerpo de lo más parecido a una mejor amiga que Maya Rinaldi había tenido.

WALLS - natasha romanoffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora