thirty one.

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Maya había sentido cómo el mundo pareció detenerse, intentó tomar aire pero sintió sus pulmones cerrarse bruscamente

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Maya había sentido cómo el mundo pareció detenerse, intentó tomar aire pero sintió sus pulmones cerrarse bruscamente. Desesperada: trató con todas sus fuerzas de hablar, pero en lugar de su voz sólo salieron lágrimas. Pudo jurar escuchar la voz de Stark hablando por medio del teléfono, intentando comunicarse con ella para verificar que estuviera bien, pero no lo estaba.

-¡May, ¿estás bien?!- Preguntó el hombre, en su voz podía escucharse la culpa. La chica cerró fuertemente sus ojos. No hubo respuesta. -Niña, si no me das una señal de vida ahora mismo mandaré un helicóptero a buscarlos a tí y a la manada de Rogers.

Maya dejó caer el teléfono, observando cómo éste apagaba su pantalla al tocar el suelo y desarmarse. Acto seguido: apoyó su espalda contra la pared, dejándose caer contra ella y abrazando sus rodillas.

-No llores, no llores, no llores...- Se repetía la chica una y otra vez sin parar. Su cabeza dolía y sus mejillas húmedas ardían. Odiaba haber vivido encerrada, odiaba a Stark, odiaba el internado, odiaba a Marcus Ruskov. Odiaba a su padre, y lo hacía por muchas razones: por no darle una buena vida, arrebatarle su felicidad, a su ex novia, por todo, pero más lo odiaba por enseñarle a odiar.

-Después de todo está en tu sangre.

La castaño-rubia intentó respirar aún sin abrir los ojos, siendo dificultada por el nudo en su garganta y hablando en cada exhalo de aire. -Es mi culpa, es mi culpa, es mi culpa...- Repetía una y otra vez con cada respiración.

Su padre era un Ruskov, portador de aquel apellido causante de las peores pesadillas que las hermanas del Vicent's Central podrían tener. Marcus, el mismo hombre que años atrás había asesinado a su ex novia era su progenitor, la mente maestra, el causante de todo el dolor... Maya sabía que debía culparlo a él, pero por alguna razón también lo hacía con ella.

Se culpaba a ella misma por lo sucedido.

Lentamente abrió los ojos y cesó su voz, encontrándose con una imagen borrosa y brillante al mismo tiempo. Se puso de pie cuidadosamente y abrió una vez más la puerta de la habitación, observando a Odile, quien se encontraba en la misma posición que minutos atrás. Ésta, al verla: cambió su expresión casi instantáneamente a una de preocupación, acercándose a su hermana de un salto.

La castaña habló con una voz suave al estar junto a su amiga -.May, May, ¿qué pasó? ¿Quién era?- Preguntó con notable miedo. Al escucharla, Maya sólo pudo pensar en una cosa: necesitaba a su mejor amigo con ella.

-Sólo... Busquemos a Steve, por favor.

-Sí, está bien. Está abajo.- Habló la mayor, tomando por los hombros a su amiga para luego dirigirse ambas al elevador.

Al bajar al primer piso: las mujeres se encontraron con Rogers manteniendo una conversación con Sharon Carter, la cual fué rápidamente acortada al momento en que el Capitán dirigió su mirada hacia ellas, cambiando su expresión a una de miedo extremo. May se sintió la peor persona del mundo al hacerle esto a su mejor amigo sabiendo todo lo que estaba pasando.

WALLS - natasha romanoffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora