thirty.

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El clima estaba nublado aquel día, el mundo estaba triste

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El clima estaba nublado aquel día, el mundo estaba triste. Maya sabía que Peggy Carter había sido muy querida a lo largo de su vida, pero nunca imaginó que haya llegado a los corazones de tantas personas, ni mucho menos que su muerte lograría romper los corazones de todas y cada una de ellas. En realidad: la castaño-rubia estaba segura de que, de haberla conocido: ella también sería parte de aquella multitud.

El funeral había comenzado con un coro de Iglesia, el cual dió sus condolencias a la fallecida para luego dar lugar a Sharon Carter, su sobrina. Al verla: May recordó automáticamente todo lo que había sucedido dos años atrás, cuando la chica aún no tenía a nadie, sólo a Steve. Sharon había ayudado al equipo, había sido escencial. Estaba muy agradecida con ella, a pesar de no demostrarlo.

Maya se encontraba sentada justo en primera fila, al lado de Steve, quien parecía estar devastado. A decir verdad: no tenía mucha idea de la relación del capitán con la fallecida, pero sin embargo sabía que le había afectado, y mucho, por lo que sólo se limitó a estar junto a él. Luego tendría tiempo para preguntas.

Del otro lado del rubio se encontraba Odile, y a su lado Sam y Bonnie. Natasha también se había presentado en el lugar, sólo que había decidido quedarse unas filas atrás. May no había hablado con ella desde la reunión, no podía creer cómo se atrevería a firmar aquella sentencia de muerte. No quería hablarle, o por no menos no hasta que todo se calme y que no haya nadie queriéndola obligar a poner su nombre en aquel trozo de papel.

Con el pasar de las horas y luego de varios discursos provenientes de tanto compañeros como familiares de Peggy: la ceremonia finalmente se dió por terminada, y junto a ella todos los presentes abandonaron la habitación. O bueno... casi todos. Dos figuras habían quedado en la catedral, y entre ellas: Maya.

Ambos se encontraban en silencio, con el ojiazul mirando al suelo. Maya en aquel momento se preguntó cómo era que alguien como Steve Rogers pudiera estar desmoronándose frente a ella. ¿Cómo carajos soportaba estar ahí parada sin poder hacer nada al respecto mientras que su mejor amigo estaba ahí?

Lentamente: la chica se levantó de su asiento para quedar de pie junto al capitán en lo que decía su nombre para llamar su atención. Una vez con ella: comenzó a hablar.

-No pretenderé saber cómo era tu relación con Peggy, porque no lo sé. Sólo sé que es un tema difícil de hablar en este momento, pero... Pasé por algo parecido hace algunos años, y tan sólo quería que sepas que aquí estoy por si necesitas hablar-. Dijo, y casi al instante pudo notar una pequeña sonrisa posándose en los labios del mayor.

-Lo sé-. Steve respondió.

May no se sentía satisfecha. Tenía por seguro que él no hablaría con ella, porque sabía cómo era, el gran Capitán América nunca pediría ayuda. Entonces decidió actuar. Rápidamente: se acercó bruscamente a él, rodeándolo en un abrazo y apoyando la cabeza en su pecho en consecuencia de la diferencia de altura entre ambos.

WALLS - natasha romanoffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora