forty one.

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Volver de sus mini vacaciones fué algo que Maya odió con su alma, pero todos sabían que el paraíso no podía durar para siempre por culpa de la jodida escuela, la cual tenía a May viajando hacia Nueva York junto con Milán y una caja de chocolates l...

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Volver de sus mini vacaciones fué algo que Maya odió con su alma, pero todos sabían que el paraíso no podía durar para siempre por culpa de la jodida escuela, la cual tenía a May viajando hacia Nueva York junto con Milán y una caja de chocolates lista para que una clase de pubertos adictos al tik tok los devore como si no hubiese un mañana.

Se encontraba parada en el punto de encuentro sosteniendo la caja en sus manos. A su lado: Milán miraba nervioso a su alrededor. El día estaba algo frío y nublado.

Maya observó detenidamente al chico. Gracias a lo que había pasado en las vacaciones había estado raro, tanto que se negó a asistir a la excursión junto con el resto de sus compañeros, lo que la chica supuso que se debía a no querer ver a Peter.

Allí empezaba el misterio: ¿qué demonios había pasado con Peter Parker?

-¿Planeas hablar o...?

Milán la miró con nerviosismo.

-Creo que ya quiero volver a casa.

-No, no- ella lo interrumpió -, me dirás qué es lo que pasa. No te dejaré evitar a Peter por siempre.

El menor se mordió el labio inferior. -Tengo vergüenza, sólo... no quería que él se entere de ésta manera. Estoy convencido de que está enamorado de Liz Allan, y siquiera sé si le gustan los chicos.

-¿Liz Allan?- Maya preguntó de manera incrédula -¿la hija del criminal?- estuvo apunto de reír en su cara cuando escuchó a lo lejos el llamado de Ellen Strange, lo que causó que el menor vuelva a mirar nerviosamente su alrededor.

May observó cómo la chica se acercaba al par con una sonrisa al mismo tiempo que sentía una brisa de viento en su rostro.

-Esto es una sorpresa... ¿qué hacen aquí?- preguntó al llegar. La mayor alzó la caja de chocolates para que ésta llegue a los ojos de Ellen.

-Se podría decir que tengo un pedido que entregar- respondió.

La pelinegra esta vez dirigió la vista hacia su hermano. -¿Y él?

El viento era más fuerte.

-Sólo está siendo un adolescente. Confío en que se le pasará pronto- May habló -¿Qué cuentas?

-Ayudo a Matt y Angelina con unos... mandados. Y no quería ser mal tercio así que me dieron dinero para ir por un helado.

Maya la miró incrédula pero decidió no entrometerse. No era su asunto. Pero de pronto: el viento comenzó a hacerse más y más fuerte, la peliroja estuvo apunto de hacer algún comentario al respecto cuando comenzó a oír gritos provenientes de las calles.

Mierda, el deber volvió a llamar.

Vió a su espalda y Milán ya no estaba. En su lugar: se podían ver personas corriendo por todas partes. -¡Extraterrestres!- Oyó hablar a una mujer y suspiró en respuesta. ¿Otra vez?

WALLS - natasha romanoffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora