six.

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Las horas se sueño habían venido bien para soportar lo que quedaba del viaje

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Las horas se sueño habían venido bien para soportar lo que quedaba del viaje. Sin embargo; Maya aún no se sentía completamente segura. Y no era por Steve Rogers, el ojiceleste que estaba robando poco a poco el corazón de su mejor amiga.

Era claro que el capitán no era el responsable de la inseguridad de la menor. El culpable de todo tenía nombre y apellido: Marcus Ruskov. Él era el responsable de que Maya tenga la necesidad de estar alerta todo el tiempo él era el culpable de todos sus traumas, él era el culpable de todo.

Pero Maya no estaba pensando en eso, la castaña dormía en el asiento trasero de la camioneta que Steve y Odile manejaban. Sin embargo no estaba sola, ya que la peliroja descansaba de igual manera a su lado contrario, apoyando su cabeza en el incómodo asiento.

Lentamente; Maya abrió los ojos encontrándose con la tierna imagen de las manos de Steve y Odile, las cuales se sostenían la una a la otra por debajo de los asientos, siendo la única luz en la oscura vista de la chica.

A su lado se encontraba Natasha, quien aún dormía, sentada en el asiento trasero a tan sólo unos pocos centímetros de la chica. Maya aún no podía evitar apreciar la manera en la que la poca luz reflejaba las facciones tan delicadas de la pelirroja de una forma tan exacta. Cada detalle estaba ahí, cada pequeña cosa que hacía a Romanoff una mujer tan preciosa.

Lentamente: Aquella chica de cabello rubí fué recuperando la consciencia, por lo que Maya se apresuró en apartar la mirada rápidamente mientras ella se revolvía en el incómodo asiento del coche en busca de una posición cómoda, al mismo tiempo que Odile apartaba rápidamente su mano de la de Steve al notar esto.

La menor aún no entendía la poca confianza de Odile con la peliroja.

Los minutos pasaron en completo silencio mientras Odile y Steve se lanzaban miradas cada milisegundo, pero May estaba demasiado ocupada intentando no hacer contacto visual con su compañera como para prestar atención a lo que su mejor amiga estaba haciendo. No sabía por qué le daba tantos nervios estar cerca de Nat, y eso la tenía aterrada.

La castaña no se había percatado del tiempo que había pasado en aquel vehículo hasta que el sonido de los frenos retumbó en sus oídos, observando atentamente cada detalle de la vivienda que tenía en frente suyo para luego mirar a Natasha, quien estaba igual o más confundida que ella, por lo que buscó a Odile con la mirada para ver si por casualidad ella tenía una mínima idea de cuál sería el plan del capitán.

-¿Dónde exactamente estamos?- Preguntó la chica. -Por favor dime que nadie conoce este lugar.

-Aquí vive la única persona que se me ocurre que no va a querer matarnos.- Respondió el mayor mientras abría la puerta de su asiento, por lo que Maya intentó reincorporarse, fallando en el intento.

-¿Tan poco confías en mí?

-Sabes que no, pero esta es tu primera vez escapando de la ley, quería asegurarme de que no estabas comentiendo un error amateur.- Respondió la chica para luego bajar de la camioneta.

WALLS - natasha romanoffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora