thirteen.

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Maya había pasado las siguientes semanas en el hospital, pues, parecía ser que Steve no había terminado bien luego de su última pelea con el soldado del invierno

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Maya había pasado las siguientes semanas en el hospital, pues, parecía ser que Steve no había terminado bien luego de su última pelea con el soldado del invierno. May no lo culpaba: ella tampoco hubiera podido volver a pelear con Alexandra. Ella era su hermana, al igual que Bucky.

Maya no se quejaba, estar sentada por horas en aquellos incómodos asientos junto con Sam, Bonnie, Natasha y Odile no era lo peor que le había pasado. Por lo que intercambiaban lugares para acompañar a Steve mientras estaba inconsciente a causa de que sólo se permita a una persona en aquella habitación.

Una ley innecesaria, que fácilmente podría no existir y les ahorraría horas de estrés a todos. Pero leyes son leyes.

Cualquiera podría decir que la presencia de la menor no era necesaria y que fácilmente podría salir de aquel lugar y hacer su vida lejos de toda aquella gente heróica. Pero no era así, porque Maya tenía un favor pendiente con Steve, y uno que tardaría toda una vida en devolver.

Maya se encontraba a la salida del lugar, pero estaba tan concentrada en sus propios pensamientos que no logró moverse a la hora de que su hermana cruce la puerta, chocando con ella.

-Mierda, Odile, lo siento...- Habló, pero al ver la mueca triste de su amiga, automáticamente cambió su expresión a una de susto.

-¿Por qué esa cara? ¿Pasó algo con Steve? ¿Él está bien?- Preguntó, asustada.

-No, no.- respondió Odile, quien parecía algo perdida. -Todo está bien. Stevie está un poco medicado, pero bien.

Maya la miró confundida. -¿Entonces, qué pasa?

Odile suspiró, poniendo su postura a la defensiva. -Nada... Yo solo...- Intentó hablar, pero rápidamente se relajó. -Me vas a odiar por esto...- Dijo resignada.

-¿Odiarte? ¿Por qué?- Preguntó Maya, sin entender la actitud de su amiga.

Odile Respondió. -Me iré del país. De nuevo.

-Oh...- Suspiró Maya. Odile se iría, de nuevo. La castaña intentó no llorar en ese momento. Amaba a su hermana como a nadie más, y volverían a separarse. Maya no podía juzgarla, de algún modo sabía que su cercanía no duraría para siempre.

Nada es eterno, y ese momento fué tan efímero como lo que comenzó todo.

-¿Entonces, esto es todo?- Preguntó, posando en ella su mirada triste.

-Bueno, al menos por un tiempo. Planeo regresar cuando logre arreglar mi vida de alguna forma, pero hasta entonces... sí, esto es todo.- Respondió la mayor, dejando en su hermana aquella sensación horrible que suelen dejar las despedidas.

-Entonces... Nos veremos de nuevo. Espero que logres arreglar tu vida pronto.

-Espero lo mismo- Respondió Odile con un tono triste, pero enseguida lo cambió por uno juguetón. -Y cuando vuelva vas a contarme todo sobre tú y Romanoff- Habló otra vez, por lo que Maya dejó salir una gran sonrisa.

WALLS - natasha romanoffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora