seven.

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Steve era agradable, bastante hogareño

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Steve era agradable, bastante hogareño. Odile era algo fría al principio, pero tan blandita como un cupcake cuando la llegabas a conocer mejor. Natasha era simplemente hermosa, y seguramente una de las personas más valientes que existe. Sam daba una buena primera impresión, su sonrisa constante y amabilidad hacían que te caiga bien al instante. Bonnie era alegre y sobreprotectora de una linda manera.

Todos en el equipo tenían alguna virtud. ¿Qué era de Maya?

La peliroja se ocupaba de recargar su pistola en el cuarto para asegurarse de que ésta seguía teniendo balas cuando escuchó un quejido proveniente del baño, por lo que se acercó a pasos cortos para luego encontrarse con Maya.

Pudo visualizar cómo la chica trataba de extender sus dedos hacia su espalda tratando de cerrar la cremallera de un vestido. Era la primera vez en mucho tiempo que May usaba uno, éstos eran muy diferentes a los que los obligaban a usar en el internado. Los otros se parecían más a una bata de hospital.

-¿Necesitas ayuda con eso?- Preguntó la rusa observándola desde el marco de la puerta, causando que May gire su cabeza hasta que ambas miradas se conectaron, causando que la menor se sorprenda un poco.

Natasha pudo observarla mejor; Maya lucía un vestido de segunda mano color beige estilo rhodes square que le cubría hasta las rodillas, el cual le quedaba sorprendentemente bien.

La castaña soltó una risa nerviosa, definitivamente la había agarrado desprevenida.

-De hecho sí.- Contestó. -Estaba viendo la ropa de Bonnie y ví este vestido... No me resistí.- Admitió mientras se miraba al espejo del baño con una sonrisa.

-¿Me podrías ayudar con...?- Trató de preguntar volviendo a hablar, pero fué interrumpida por la mayor.

-Date la vuelta.- Ordenó la peliroja entrando a la pequeña habitación, entonces Maya se puso de espaldas para luego sentir el tacto de la chica.

Natasha pellizcó la tela de la prenda de una forma delicada, por lo que, al terminar; la menor dió media vuelta ya con su vestido abrochado, quedando cara a cara con la rusa.

-Gracias.- Le habló con una sonrisa. La peliroja se la devolvió, pero rápidamente la volvió a esconder.

¿Qué diablos le pasaba?

-Nat...- Habló Maya para llamar su atención, al mismo tiempo que la mayor la miraba fijamente. -¿Por qué haces eso?- Habló.

La peliroja le dedicó una mirada confundida.

-¿Hacer qué?

-No lo sé...- Respondió. -No creo que seas como demuestras ser, tan... Fría.

-¿Y por qué supones eso?- Preguntó confundida, por lo que la menor se tomó unos segundos para contestar.

-Creo que eres una buena persona que pasó por muchas cosas, no somos tan diferentes. La diferencia es que tú decidiste ser más profesional con respecto a ello, yo... Bueno, aquí estoy.

WALLS - natasha romanoffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora