IV.
En la cocina se encontraban Leona y Affarossa. Ni idea del paradero de la tía Rista, pero estas dos chicas platicaban mientras preparaban el almuerzo.
—¿Y a ustedes que les pasó? —preguntó Affarossa tan pronto como nos vio.
—¡Nada!
Las mejillas y ojos enrojecidos de Freya hicieron evidente su mentira. Affarossa entrecerró la mirada, cruzándose de brazos mientras apreciaba cada detalle, sobre todo las bayas.
—¿De dónde sacaron eso?
—Pues...
—¡Oh! —se apresuró a exclamar Leona—. ¡Las trayeron! Que bien, que bien... ¿Todo bien con el viejo Tuxdel!
—¡¡Leona!! —Vaya, Affarossa estaba muy molesta—. ¡¿Cómo pudiste mandaralas?!
—¿Qué tiene? Yo creí que el viejo no iba a...
—¡El lago! —acusó la hermana mayor. La piel de Leona se volvió pálida—. ¿Por qué las mandastes al lago?
—¿C-cómo sabes...?
Yo también quería saber.
No obstante, Affarossa no respondió. Se posó sobre sus rodillas para limpiar el rostro de Freya, luego sacudió mi cabello con cuidado a la vez que analizaba mi rostro como si tratase de notar algo fuera de lo normal.
—¿Qué paso? —preguntó con aire maternal.
A sus espaldas, Leona agitaba rápidamente las manos y negaba con la cabeza.
Entendí... eso creo.
—Nada, ni siquiera fuimos al lago porque nos dio miedo —dije con presteza—. Pero el viejo Tuxdel... nos gritó un poco.
—Me asustó, hermana —aporto Freya, incondicional en la verdad a medias—. Grita muy fuerte.
—Así que fue eso. Pero, Korelia... ¿no reaccionó de algún modo al verte? Al señor Tuxdel no le gustan algunas razas, sobre todo las que están del lado de la reina Lisa.
Mi silencio fue respuesta suficiente. Soltando un suspiro, revolvió mi cabello por última vez antes de reincorporarse. Nos dio la espalda, pero la mirada asustadiza de Leona me dio una idea muy precisa de cuan enojada estaba. ¿Cómo reaccionaría si le contáramos lo del lago?
—Leona, haz la mermelada para las niñas —pidió con poca amabilidad—. Y olvídate de tener pan para la cena.
Leona no se atrevió a replicar.
***
¿Si sentía pena por Leona?
No realmente.
Le daba la razón a Affarossa, ¿en qué estaba pensando la elfa al mandarnos al lago? Los golpes del viejo Tuxdel aun me dolían así que eso ayudaba a mantener mi pensamiento de que un castigo era bien merecido.
Pero no podía negar que... ¡la mermelada que preparaba era deliciosa! Freya tomó algunos panes como estaba planeado y salimos en búsqueda de Rookwod.
Con la llegada de la noche el gran búho ya estaba en el árbol de siempre, mirando hacia la nada con su mirada misteriosa. Era como si fuesen espejos y el cielo estrellado se reflejase en ellos. Por un momento pensé en lo que el ave decía de sí misma «Yo lo sé todo». No era algo muy real, pero tampoco podía creer que mintiera.
—Que agradable noche —mencionó el búho en cuanto nos sentamos en un tronco frente a él—. Con el eco de las cigarras y el frescor de la brisa las malas y buenas vivencias del día pueden ser reflexionadas, ¿no lo creen? Korelia, ¿dolieron los golpes del viejo Tuxdel?
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Blumengarten: Sobreviviendo en este mundo como una chica murciélago
FantasíaTras el asesinato de su familia a manos de un incomprensible ser, Korelia es arrojada a un mundo fantasioso, donde adopta la forma de una las criaturas más aborrecibles del lugar: una semi-murciélago. No por su apariencia, sino por la mala fama de l...