Parte 1
Aquél día todo comenzó igual que siempre.
Me levanté con ayuda del despertador y me apresuré para ir al trabajo, donde era una novata. Lo típico de cada mañana era dar vueltas por toda la habitación, buscando mis cosas: mi traje, calcetas pares, ya saben de lo que hablo.
Lo normal sería levantarse más temprano para no tener que ir con tanta prisa, pero amaba dormir nueve horas diarias. Y se suponía que ya era toda una adulta que trabajaba como programadora en una empresa mediana. Uno pensaría qué tras terminar con los estudios superiores, uno ingresaría al ámbito laboral donde automáticamente te volverías una persona responsable, ¿no? Permítanme reírme de ese tonto pensamiento.
—¿Despertaste, Korelia? —escuché que alguien me preguntaba desde el piso inferior.
—¡Sí, mamá!
—El desayuno está listo.
—¡Enseguida bajo!
Mi mamá me habló como cada mañana para que me apresurase. Si no fuera por ella seguramente me iría al trabajo con el estómago vacío.
¡Se lo que están pensando!
Una chica de 23 años que aún vive con su madre. ¿Cómo puede ser eso posible? Pero créanme, no podía dejar esta casa, no mientras Mayu no pudiera valerse por sí misma... Mayu, mi preciada hermanita, haría lo que fuera por ella.
Mayu Daidouji. Ese era el nombre de mi hermana quien cursaba su primer año de escuela secundaria, hasta antes de eso ella era una niña bastante dulce y siempre me había visto con buenos ojos, pero últimamente... ¡Oh! No es momento de hablar de lo malo, mejor déjenme decir lo linda que era ella: Con su habitual cabello negro, recogido en dos coletas, rostro fino y un cuerpo ligeramente mejor desarrollado que el mío —¡No es que tenga envidia!— Mayu tenía todo para ser atractiva, incluso más de lo que yo lo fui a su edad. Tendría que cuidarla mucho de los hombres que quisieran aprovecharse de ella.
Un poco atolondrada, bajé las escaleras y llegué al piso bajo, donde mi madre ya había servido el desayuno para nosotras. Noté que mi pequeña hermana tenía una cara de pocos amigos, pero lo mejor era no preguntarle, llevaba ya unas semanas así.
Antes de sentarme, me acerqué a un pequeño altar que se encontraba justo a la pasada entre la sala y el comedor. La foto de un hombre algo joven estaba ahí, enmarcada. Hice una reverencia ante aquel que ya no estaba con nosotras.
—Buenos días, papá —dije con entusiasmo—, hoy también me esforzaré.
—Pff, hablar con una foto... Que estupidez.
Mayu se burlaba de mí por hablar con mi padre. Mientras ella soltaba una risita despectiva yo traté de dejarlo pasar, pero mi madre la reprendió.
—¡Cuida tu modo de hablar, jovencita!
No, no. Era muy temprano para comenzar con discusiones. ¿No podíamos tener al menos un desayuno tranquilo?
Traté de atajar la situación:
—Vamos, Mayu, no deberías ser tan mala con papá.
Me ignoró por completo y siguió con lo suyo. Suspiré, no había manera de llevarse bien con ella, no últimamente al menos. Tomé asiento y comencé a comer a toda prisa, talvez sin degustar la exquisita comida como debió haber sido. De haber sabido que eso pasaría... habría comido en calma, disfrutando cada bocado de aquél alimento que mamá hacía con tanto amor para nosotras.
La televisión estaba encendida , colocada como siempre en el noticiero matutino.
«La policía continúa investigando las desapariciones y asesinatos que han tenido cabida en los barrios de Ikebukuro y Sumida. A pesar de que dichos homicidios han estado sucediendo cada vez con mayor frecuencia y sangre fría. La policía no puede dar con el responsable de tales actos.
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Blumengarten: Sobreviviendo en este mundo como una chica murciélago
FantasyTras el asesinato de su familia a manos de un incomprensible ser, Korelia es arrojada a un mundo fantasioso, donde adopta la forma de una las criaturas más aborrecibles del lugar: una semi-murciélago. No por su apariencia, sino por la mala fama de l...