VI.
—Te digo que es mala idea, tú.
—No, Leona, si puedo hacer algo para reparar lo que hice... lo voy a hacer.
—¡Pero si no juiste tú sola!
No le hice más caso a Leona.
Tal vez, pensando en retrospectiva, tenía razón y yo no era la única culpable. Pero en ese momento tenía la sensación de que no había sido muy inteligente. Algo me decía que pude haber evitado todo el desastre.
¿Por qué no había preguntado a cualquiera en la granja quién era Kouta? Si lo hubiera sabido, ¿habría cambiado algo? ¿Qué habría hecho? ¿Hubiera logrado detener antes al porchi? ¿O habría pasado lo mismo? Tenía que haber habido una forma de cambiar las cosas o no habría motivo para que Rookwod me hubiera prevenido.
Era muy confuso pensar en ello.
Sacudí mi cabeza. Tomé con más fuerza la pequeña coa (una especie de palo con una punta afilada para trabajar la tierra) que Leona me prestó, y salí de la casa.
¡Lo voy a arreglar!, pensé con determinación.
—¡¡Korelia!!
Freya corría hacia mí. Después del incidente había ido al granero para guardar las Kambras; todas esas endemoniadas criaturas por fin estaban descansando.
—¿Vas con el viejo Tuxdel? —preguntó tan pronto como llegó—. ¡Voy contigo! ¡Te ayudo a reparar!
Se veía afligida, preocupada de verdad por mí.
Una vez había visto esa misma expresión en mi hermanita. Cuando éramos más pequeñas, y ella había roto un jarrón importante para mamá, me eché la culpa y recibí una fuerte reprimenda. Mayu estaba tan apenada, que estuvo conmigo todo ese día abrazándome, pidiéndome perdón, prometiéndome que ella haría lo mismo cuando yo hiciera algo malo.
¿Qué pasó después? No lo recuerdo...
¿Cuándo empezamos a distanciarnos?
—¿Korelia?
—No es nada —respondí con presteza—. Freya, mejor quédate. Quiero hacer esto sola.
—¡Pero...!
—Mejor hazme un favor, que Affarossa no se entere...
—¿Que no me entere de qué?
¡Tenía que ser!
Affarossa estaba parada justo detrás de mí. ¡¿Por qué no la había escuchado con mis súper orejas?!
Sostenía una canasta con alimentos, seguramente para el viejo Tuxdel, y me miraba con curiosidad. Ladeó la cabeza con dulzura antes de preguntar:
—¿Qué es lo que no me quieres contar, Korelia? ¿Pasó algo?
—Nada. —Tenía que usar la voz más tranquila que pudiera—. Es que quería... practicar mi vuelo. Como mi brazo ya está mejor quería ejercitarlo para recuperar mis fuerzas y tratar de volar. Es un poco peligroso, así que no quería preocuparte o que me regañaras. —Incliné mi cuerpo, en una reverencia—. Perdón, Affarossa, pero tengo que hacerlo.
Me sentí muy feliz, ni yo misma sé como se me pudo ocurrir una idea tan buena. Traté de calcular todo, de ser inteligente y mentir con maestría. Seguramente Hayashi habría estado orgulloso de mí.
—Ya veo... —replicó Affarossa, parpadeando varias veces—. Entonces, ¿puedes llevarle esto a Tuxdel?
—¿Eh?
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Blumengarten: Sobreviviendo en este mundo como una chica murciélago
FantasíaTras el asesinato de su familia a manos de un incomprensible ser, Korelia es arrojada a un mundo fantasioso, donde adopta la forma de una las criaturas más aborrecibles del lugar: una semi-murciélago. No por su apariencia, sino por la mala fama de l...