Arco 01 — ¿Puede una niña murciélago afrontar un Kobold?
Parte 1
Desperté, pensando que quizás todo lo ocurrido no habría sido más que un sueño. Pero estaba allí, con mis orejas sobre la cabeza y un par de enormes alas que me dolían un poco. Al parecer mientras dormía las había doblado de una manera que no debía.
Tenía que pensar en una manera de dormir sin que eso ocurriera. Quizás enrollarme en ellas, como si fueran una bolsa de dormir. Algo se me tenía que ocurrir.
Recorrí con la mirada la habitación, dulcemente iluminada por un sol que me invitaba a iniciar mi vida en este mundo. Sobre la mesilla se encontraban mis cosas. ¿Tendría que llevarlas todas desde el primer día?
Me levanté, desestabilizándome un poco debido a mi torpeza al manejar mis alas. Vestirme con el uniforme no fue nada sencillo, pues era toda una odisea acomodar mis pliegues dentro de este. Tardé casi un cuarto de hora para vestirme con aquellas simples prendas, que poco podía relacionar con las vestimentas de un cazador.
Aunque eso no quitaba lo mono que era.
Junto a la ventana, antes de salir al balcón, había un curioso objeto que no había visto la noche anterior. Por su forma, parecía ser un reloj de sol. Tenía doce marcas grabadas ¿Serían las horas? ¿Habría un sistema de doce horas similar al de mi mundo?
Si eso era cierto, el reloj señalaba que contaba con apenas cinco minutos para llegar al entrenamiento.
¿Dónde se supone que me arreglaría el cabello? Ah, ¡el baño, claro!
—¿Hayashi? —pregunté al salir al área principal.
No parecía estar por ningún lado. Bueno, daba igual. Entré enseguida al cuarto de baño, notando un sistema bastante extraño.
Había una gran tina de algo similar a bambú, una especie de inodoro, y un lavamanos del mismo material que la tina. Todo funcionaba con un sistema de "tuberías" de madera. Junto al lavamanos y el inodoro había una especie de cuerda, de las cuales, al jalar, podía escucharse como si el agua fuera propulsada desde abajo.
Agua a presión salía de los tubos, haciendo funcionar las cosas. Noté que la tina tenía tres cuerdas, además de un compartimiento donde apenas parecía caber un objeto plano de unos cinco centímetros, ¿para que serviría?
No tenía tiempo para averiguarlo. Volví a jalar la cuerda del lavamanos y me apresuré a mojarme el cabello.
—¡Ay!
Agua había entrado por mis orejas, haciéndome sentir una molestia sin precedentes, algo similar a un zumbido combinado con un ligero dolor en la cabeza.
¡Suficiente arreglo! Igual y no tenía un cepillo para el cabello.
Desayuno, desayuno, veamos... Quedaba un poco de chocolate caliente... ¿Solo eso? No tenía caso quejarme así que solo lo tomé de una sentada. Tomé la mochila, metí todas las cosas en ella y finalmente salí con rumbo a la sesión de entrenamiento.
No sé cómo me las arreglé para bajar las escaleras. No podía colocar la mochila en mi espalda, así que la llevé en la mano derecha, pero era bastante pesada y contribuía a desequilibrarme.
En la recepción solo se encontraba Ruth, quien leía un libro. Al notarme, alzó la mirada.
—Hasta luego, Korelia —me despidió sin reservas.
—¡Me voy!
La villa Utah.
Tan animada como el día anterior, con un cielo despejado marcando diferencia con el cielo cubierto de nubes que me había visto llegar aquí. Escuchaba el incesante murmullo de sus habitantes, las risas de niños bastante pequeños, jugando con la nieve, a los mercaderes llamando la atención para vender su mercancía, exclamaciones de júbilo, sin duda de cazadores que partían a alguna misión.
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Blumengarten: Sobreviviendo en este mundo como una chica murciélago
FantasyTras el asesinato de su familia a manos de un incomprensible ser, Korelia es arrojada a un mundo fantasioso, donde adopta la forma de una las criaturas más aborrecibles del lugar: una semi-murciélago. No por su apariencia, sino por la mala fama de l...