Busqué por todas partes, resultando en una acción inútil.
Korelia... no estaba.
¿Por qué?, me preguntaba. Apenas había estado un par de minutos dentro de la sastrería, discutiendo con la chica rara que quería la capa de Lächelnd. Tras quitármela de encima y encargar el trabajo, salí solo para encontrarme con una absurda situación.
Primero caminé con calma entre los callejones aledaños. Seguramente solo estaba curioseando por allí. Mas los minutos pasaron, comencé a trotar, luego a correr mientras la llamaba a grandes voces. Pregunté por ella a un par de transeúntes, habitantes entre esos estrechos pasillos, pero nadie me daba razón.
—Calma —me susurraba a mí misma—. La vas a encontrar... nadie sabe que es una... Tiene que estar cerca.
No podía simplemente decirle a la guardia real que transitaba la zona. Respiraba cada vez con más agitación, sabiendo que no podía seguir así.
Maldita sea, no se podía perder ahora, no podía ser cierto. Todo debía ser una broma de pésimo gusto por parte de esa imbécil. Recorrí a grandes zancadas la zona, regresé a la calle principal, solo para ser tomada con fuerza por la muñeca.
—Hayashi... —dije sin darme cuenta. No se veía para nada contento—. Oye, perdón por...
—Son unas idiotas —masculló el hombre—. Ika está como loca preocupada por ustedes. —Miró detrás de mí—. ¿Dónde está Korelia?
Bajé la mirada tan pronto como la pregunta fue formulada. ¿Qué debía responder? ¿Qué mierda se supone que tendría que decir?
Comencé a temblar. Sentí como mis rodillas luchaban por sostenerme. Era humillante, solo tenía que cuidar de una niñata. Una sola cosa tenía que hacer y la había hecho mal. Me sentía una piltrafa, una vergüenza para los cazadores.
—¿Adalia? —insistió Hayashi, zarandeando mi brazo—. ¿Dónde está Korelia?
—Ella...
—¿Sí? Espera, no se habrá... ¿perdido?
—...
—¿Dónde mierda está Korelia? —apuró el cazador. ¿Era ira controlada lo que se ocultaba en su voz?—. Adalia, ¿por qué no me respondes?
—¡No sé dónde está! —bramé como respuesta. No me importó llamar la atención de los demás transeúntes—. ¡Llevo bastante tiempo buscándola y nada! N-no aparece...
Lo vi levantar la mano con brusquedad. Cerré los ojos, esperando una bofetada, un castigo bien merecido por haber ocasionado un problema tan grande.
Pero... ese idiota solo se llevó la mano debajo de su capa de viaje. Extrajo una petaca llena de licor a rebosar. Apurando un trago, dos tragos, tres... ¿cuánto pensaba beber? No paró hasta vaciarla, soltando un estruendoso eructo.
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Blumengarten: Sobreviviendo en este mundo como una chica murciélago
ФэнтезиTras el asesinato de su familia a manos de un incomprensible ser, Korelia es arrojada a un mundo fantasioso, donde adopta la forma de una las criaturas más aborrecibles del lugar: una semi-murciélago. No por su apariencia, sino por la mala fama de l...