Capítulo 07: La granja Stella y el canto de un búho (3)

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Parte 3


Realmente me sorprendió escuchar tal afirmación de la chica de dientes desiguales. Miré a cada uno de los presentes. Todos sonreían ante mi evidente desconcierto.

Animado por tener una oportunidad de hablar sobre ellos, procedieron a contarme la historia tras el nombre de la bonita granja. Debo decir que fue algo confuso: no pararon de arrebatarse la palabra unos a otros, añadiendo detalles por doquier; Cada uno de ellos —exceptuando a Freya— agregaron algo en tiempos un tanto desiguales. Si agregamos el florido lenguaje de los trillizos...

Así que resumiré los puntos más importantes para evitarles el trago de confusión que yo tuve que llevarme:

Todos ellos eran parte de una raza de elfos conocidos como Schändlich, una rama nada apreciada por sus semejantes pues, según ellos, no tenían las mismas aptitudes mágicas ni la belleza que un verdadero elfo debería tener. Así es como fueron obligados a vivir entre humanos u otras razas que no los tratasen tan mal —en ese momento lejos del reino de Arabella, más al norte del continente—, lo cual muchos de ellos consideraron un insulto.

Aprovechando su rencor, un comandante de la Reina Lisa les ofreció mejoras en su calidad de vida, situándolos en la cima del eslabón a cambio de sus servicios. Así es como los Schändlich pasaron a formar parte en las filas del mayor enemigo de todo Blumengarten.

Forjar armas era su principal tarea, pero no dudaron en participar en ataques directos a otros asentamientos. De hecho, muchos asentamientos de elfos, los cuales antes lo habían rechazado, murieron en sus manos. Luego cayeron algunos puntos de resistencia humanas y gracias a ellos el Reino de Duloc estuvo a punto de perecer.

Sí, no eran una raza precisamente pura.

Fieros y sangrientos, no obstante hubo algunos de ellos que no estaban conformes con la manera en que se desarrollaban las cosas. «Sólo somos su carne de cañon», decían algunos de ellos. Y era verdad, eran siempre mandados al frente en los asedios con el fin de servir de escudos de carne para que el resto del ejercito del comandante —Al parecer un Dullahan— se alzaran con la victoria completamente ilesos.

Otro tanto no participaba en los asaltos, excusándose con que servían mejor haciendo tareas de cultivo para las garras de caballeros. Esta era la pequeña parte a la cual pertenecía Rista, Affarossa y los demás: aquellos que no estaban de acuerdo con la violencia y sólo querían una oportunidad para escapar.

Parecía que, así como no todos los Schändlich eran malvados por naturaleza, tampoco entre los Dullahan era absoluto el aprecio por la Reina Lisa. Un puñado de estos últimos lograron una noche crear un alboroto lo suficientemente grande como para permitir a los elfos renegados escapar. Más tarde pagarían con su vida, pero al menos sabrían que habían hecho algo bueno.

Así fue como, durante un par de meses, un grupo de aproximadamente treinta Schändlich vagaron sin rumbo. Eran repudiados por todos: su propia raza, que ya de por si los odiaba, ahora tenían motivos de sobra para cazarlos. Lo mismo pasaba con el resto de razas en el mundo: Los Schändlich oficialmente eran una raza maldita, un grupo completamente fiel a la Reina Lisa y eso nada lo cambiaría jamás.

Tras la muerte de un par de ellos finalmente llegaron a los dominios de Arabella, donde intentaron asentarse cerca de la ciudad, pero los humanos allí no tardaron en atacarlos. No esperaban tener a seres tan odiosos cerca así que una noche, sin previo aviso, incendiaron sus pequeñas casas, entraron y acabaron con casi todos.

En el bosque tampoco parecía irles mejor, pues las bestias moradoras también eran un peligro inminente. Parecía que todos morirían tarde o temprano.

Blumengarten: Sobreviviendo en este mundo como una chica murciélagoWhere stories live. Discover now