Capítulo 09: La dulzura de una telaraña (3)

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III.

-¿Korelia? -Chika me llamaba. Era incapaz de responderle, mi cuerpo completo se había paralizado. La miré y, a juzgar por su expresión asustada, debía yo de tener muy mala cara-: ¡¿Qué tienes?!

-¿Llamamos a mi hermana? -preguntó Freya, que también comenzaba a asustarse.

Yo no podía ver lo que las inquietaba. No podía ver yo misma mi rostro pálido, mis ojos temblorosos con mis pupilas dilatadas y mis orejas que temblaban sin control. Sentía miedo, ¿por qué? Saber que Tsuno estaba muerto se sentía tan irreal, no sabía si creerlo o no. Sin embargo, no importaba, no podía sentir nada de alegría por eso. ¿Cómo iba a volver a mi mundo?

-Chika -dije al fin-. ¿Qué tan confiable son esos bardos? No puede ser que todo lo que canten sea verdad, ¿o sí?

-¿A qué te refieres?

-¿Tú crees que un guardián como Tsuno puede estar muerto?

Chika meditó por unos segundos. Se llevó la mano a la boca, cerró sus ojos como si tratara de imaginar docenas de escenarios posibles. Sin darse cuenta, comenzó a balancearse un poco, organizando sus ideas que debían ser muchas.

-Según sabemos -comenzó-, el líder de la Paz de Stella es conocido por pelear usando solo sus puños. Y los golpes normales no pueden herir a la sombra elegante, pero... -Abrió los ojos, sonriendo-. Tenía una magia que nadie más conoce, las canciones hablan de unos puños capaz de herir hasta lo inmaterial. Korelia, un ser como Tsuno que se cree intocable, seguramente tenía poca resistencia al dolor.

Mis latidos se calmaron con esa explicación. Más por querer aferrarme a una buena noticia que por realmente entenderlo, era algo que bien podía pasar. Lo de la magia que nadie más que una sola persona podía usar sonaba absurdo, algo cliché para una historia de fantasía promedio, pero no por ello imposible. Después de todo, se suponía que el líder de la Paz de Stella era un enviado de otro mundo. Un enviado así debía tener todo tipo de bendiciones de los dioses del mundo.

-Entonces pelearon -dije en voz alta-, y no importó que tan fuerte era Tsuno, no sabía resistir golpes. Un par de golpes y no pudo más, como el hijo de los Charlotte en Two Piz. Todo muy conveniente.

-Korelia dice cosas raras -Terció Freya, y Chika solo rio.

Decidí creer en esto, tratar de estar más tranquila. Miré al cielo, como si esperase que alguna señal me confirmara la noticia. No llegó nada, pero aún faltaba bastante para que el día acabara, y aquí en la granja todas estábamos a salvo. Con Tsuno muerto (imploraba que así fuera) solo me faltaba encontrar a mi hermana y luego buscar la forma de regresar a casa juntas.

Aunque la verdad no tenía mucho por lo que volver, reflexioné recordando a mamá. Si no podía regresar, no era tan relevante. Sacudí la cabeza para apartar esa idea: ¡claro que tenía que volver! Mayu y yo no pertenecíamos a este mundo.

-Vamos a jugar algo -dije con una sonrisa.


***


Decidida a no dejar que la noticia arruinara mi día, el resto de la tarde jugamos a cosas de niños. Atrapadas y escondidas: Chika era realmente mala en ambas cosas. El único lugar donde podía esconderse era con las Kambras, pero estas se alebrestaban con su presencia y delataban su posición. Intentó ocultarse en los techos, pero no era como si hubiese demasiados y, tras unos intentos, comenzó a ser súper obvia su estrategia.

Chika usó su telaraña y creó una especie de pelota muy flexible, aunque un poco pegajosa. Intenté enseñarles a jugar futbol, aunque de nuevo Chika no era muy buena usando sus patitas, así que termino siendo una especie de portera frente a dos árboles cercanos del camino hacia el lago. Tras un rato, con Freya súper divertida pero sedienta, y Chika llorando porque recibía la pelota con la cabeza, decidimos descansar.

Blumengarten: Sobreviviendo en este mundo como una chica murciélagoWhere stories live. Discover now