Capítulo 06: El arribo a un nuevo lugar (1)

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Arco 02 — Días ajetreados en la granja Stella


Parte 1


La ciudad de Arabella era muy ruidosa. Fue lo primero que pude notar tan pronto el carruaje dio sus primeros pasos allí. Cielos, ¿de verdad tenía que haber tantos gritos? Un poco molesta me acurruqué más cerca de Chika, mientras me llevaba las manos a mis orejas, con el afán de mitigar un poco el estruendo.

—¡Por aquí! —exclamó uno de los aventureros que escoltaban por fuera. Creo que era el mismo que se había presentado como Chilhala Cayote—. Venga, Hayashi, hay una posada bastante cerca del gremio.

—Preferiría un poco más solitaria —se apresuró a decir Hayashi—. No me gusta mucho el ruido. Estoy acostumbrado a la paz de una villa pequeña, ya sabe.

—Por supuesto —accedió el hombre—. Chicos, adelántense al gremio, vean si pueden encontrar una misión para esta tarde. Hayashi, sígame, tengo justo lo que busca.

—Espera, Chilhala, si tus compañeros van al gremio yo quiero ir. Prefiero establecerme en la posada con... la idea de que ya tengo un trabajo en puerta.

—¡Excelente! ¡Me gusta su modo de pensar!

En el interior todas tuvimos que soportar minutos de angustioso silencio. Hubo un momento especialmente tenso en el cual varios mercaderes se acercaron, preguntando con mucho entusiasmo si acaso Hayashi era un hombre que tuviera mercancía valiosa dentro del carruaje. Logró apartarse de todos, gruñendo sobre su absoluta pobreza. La presencia de los aventureros también ayudó a disuadirlos de seguir molestando.

Dejó parado en algún punto —supongo que frente al gremio— el carruaje. Debía haber bastante gente, pues calculo que estuvimos al menos media hora allí, con el temor de ser descubiertas en cualquier momento.

—No puedo con esto —susurró Chika, cuando el carruaje ya avanzaba de nuevo—. ¿Te das cuenta Ditzel? Si alguien nos llega a ver...

—Ciertamente —aceptó la pelirroja. No parecía importarle en realidad—. Eres demasiado grande, araña. ¿Cómo vas a salir del carruaje?

El velo delantero ondeó con brusquedad, y todas nos asustamos ante la posibilidad de ser descubiertas. Por fortuna solo se trataba de Ika, quién había dejado solo a Hayashi para que conversara un poco con el aventurero Chilhala. Parecía querer regañarnos pero, al notar nuestras expresiones de susto, sonrió con ternura.

—Tranquilas —dijo en voz baja—. Hayashi ha conseguido un adelanto de una misión. Tuvo que confirmar su pertenencia al gremio de cazadores, pero al final lo logró. Partirá enseguida a una misión de cacería con el equipo de Chilhala.

—No puede ser —Gabrielle sonrió con burla—. Hayashi... ¿va a trabajar?

—No seas tan grosera —apremió Ika, con un dejo de enojo—. El dinero del adelanto nos lo ha dado para conseguir comida, pagará la posada después. Así que encontraremos la forma de entrar todas en una habitación. Después de eso Adalia me acompañará al mercado para conseguir lo que pueda hacernos falta y partiremos esta misma noche.

Yo lo único que quería saber era que clase de cacería permitiría a Hayashi costearse provisiones para todas. Bueno, tampoco sabía por cuántos días durarían las mismas. Quizás serían cosas sencillas para algo no mayor a tres días... quizás. Al menos nos iríamos pronto, eso lograba tranquilizarme.

—¿Qué? —saltó Adalia—. ¿No nos quedaremos?

—Es obvio que no, es muy peligroso —replicó Ika, frunciendo el ceño—. Al menos podrán tomar un baño, siéntete dichosa por ello.

Blumengarten: Sobreviviendo en este mundo como una chica murciélagoWhere stories live. Discover now