Capítulo 03: Misión de práctica (3)

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Parte 3


—... ¿Tsuno?

—¿Sabes lo que es eso, Korelia?

—No... yo solo... No sé qué es eso.

El reciente rugir de la bestia me perforó los tímpanos. Era demasiado dolor, suficiente para nublarme la vista. Por ello la impresión de ver a la bestia de los cuernos fue que podría tratarse de Tsuno.

Pero no se trataba del maldito que me había arrojado a este mundo.

Aquella cosa era mucho más grande que él. Además... Tsuno podía hablar y no emitía rugidos tan feroces como la bestia de cuernos.

Reaccionando con rapidez, Chika retrocedió para alzarnos con bastante facilidad. ¡La fuerza de mi amiga arácnida era impresionante! Uno no esperaría que, con aquella mitad humana que recordaba a una damisela frágil, quizás de sociedad, contara con aquella fortaleza.

—¡Vámonos de aquí!

—Espera —señalé a la bestia de cuernos—. ¿¡Qué es eso!?

—¡No lo sé! ¡Nunca había leído acerca de una criatura como esa!

—Pues se ve que es nuestro aliado, ju, ju.

Si Gabrielle tenía razón o no, no lo sabíamos. La bestia de cuernos entabló un escandaloso combate en contra el kobold, quien a comparación se veía mucho más pequeño, aunque también más rápido y ágil.

Ver como el kobold rasgaba y arañaba a aquel ser, y como la criatura contraatacaba azotándolo contra los árboles era impresionante. Una auténtica batalla entre bestias se libraba ante mis ojos.

¡Maldición! ¡Deseé tanto no tener mi vista tan deteriorada!

—No hay garantía de que no quiera comernos si le gana al kobold —lloriqueó Chika—. ¡Vámonos!

Chika nos permitió pasar a su enorme abdomen para continuar corriendo. No era precisamente cómodo, pero la pequeñez de mi cuerpo y el de mi amiga de ojos anómalos ayudó mucho.

Dejamos a las dos bestias peleando entre ellas. No paramos —Bueno, Chika no paró— de correr hasta que estuvimos seguras de haber dejado a las bestias muy atrás. Quizás fuese por la dirección del viento, pero al menos los gruñidos ya no podían ser escuchados por mi fino oído, y eso me dejó más tranquila.

—Por poco no salimos vivas —dije con alivio.

—No hables antes de tiempo, Korelia —previno Chika— tenemos que salir.

—Pff, ¿Qué más podría pasar?

Ese era el tipo de comentarios que activaban banderas. Casi pude apostar que Gabrielle había activado una...

—¡Cuidado, Mashiro!

Chika se detuvo abruptamente para luego saltar hacia los árboles, con nosotras aferradas a su espalda. Justo a tiempo para esquivar a un enorme pájaro de plumajes grises.

Lo sabía. ¿Es qué siempre estos comentarios tenían que traer la mala suerte? ¿Por qué no funcionaba al revés? ¿Por qué no tras decir algo malo algo muy bueno ocurría? ¡Eso era injusto!

Pero no tuve tiempo de quejarme por ello.

El nuevo atacante era realmente feo. Lo primero que se me ocurrió al verla, fue una extraña combinación entre un buitre y un león. No sé, quizás mencionar a un hipogrifo ayudaría a darse una ligera idea de la apariencia de este ser.

Su tamaño sería suficiente para levantar sin problemas a una pequeña niña como nosotras, pero tenía mis dudas de lo que podría hacer al intentar apresar a Chika. Su mirada, casi humana, era lo más inquietante de esta ave, a la que llamaré Ave Humana.

Blumengarten: Sobreviviendo en este mundo como una chica murciélagoWhere stories live. Discover now