Parte 5
—¡Será mejor que no te resistas, Korelia!
—¡Atrás!
Con una sola orden, Adalia me empujó hacia un lado. Un movimiento de su mangual fue suficiente para frenar la intención asesina del kobold, pero no así el de la gran Ave Humana. Poco o nada podría intimidar a aquél gigantesco animal.
—¡Lächelnd!
—¡Deja este en mis manos!
Sentí una gran presión en el momento en que, como una tenaza de hierro, Lächelnd me sujetó del brazo. Dolía, su agarre tenía la fuerza suficiente para hacerme un poco de daño incluso si no fuera su intención. Entendí que ella, pese a la sonrisa que mostraba, estaba nerviosa, muy nerviosa.
Sin recato alguno me alejó de Chika mientras que, con la otra mano, alzaba un poco su capa de viaje rosa. Un gran destello salió de este, cegándome por completo. Además, un pesado hedor, algo así como alimentos en estado de descomposición, inundó el aire, obligándome a no respirar.
Los gruñidos y maldiciones me hicieron saber que no había sido la única: todos los presentes, exceptuando a Adalia, fueron tomados por sorpresa.
Fui tirada del brazo, obligada a seguirla. Tropecé varias veces, pero eso no impidió que la peli-azul continuara su correr, conmigo a rastras de ser necesario. Hice lo mejor que pude para seguirle el paso, mientras mi visión regresaba poco a poco.
—Lächelnd —dije, tratando de mantener la respiración—. ¿¡Dónde están Chika y Adalia!?
—...
—¿Lächelnd? ¿A dónde...? ¿A dónde vamos?
Las ramas y hojas sonaban al pasar. La arboleda se cerraba cada vez más, impidiendo en buen grado la caída de la nieve. Jamás había estado por allí, ¿Lächelnd nos internaba en lo más profundo del bosque? ¿Por qué?
—Lächelnd...
—Aquí está bien.
En medio de la espesura apenas había espacio para moverse sin rasgarse el atuendo. Me sorprendió ver como Lächelnd, pese a esto, se movía con tanta ligereza, casi ajena al entorno. Tras soltarme la mano noté que, con la otra mano había estado cargando con la caja que contenía mis armas. ¡Me había olvidado completamente de ellas!
—Toma —me dijo, depositándolas con suavidad al lado mío—. Será mejor que no las olvides, aunque no creo que necesites preocuparte por usarlas.
—¿Ah, sí? —respondí con voz temblorosa—. ¿Por qué?
—Porque... Mientras sea una sola criatura, puedo con ella.
No había que ser un genio experimentado para entender lo que mi superior estaba tramando. Seguramente durante el destello Adalia habría tomado a Chika y tomado un camino distinto al nuestro. Eso seguramente obligaría al kobold y Ave Humana a separarse.
—A menos... —dije— que el kobold sepa dónde estoy... por nuestro olor.
—Pero justo ahora hueles a excremento de wyvern —respondió Lächelnd con una sonrisa radiante—. Todas olemos a lo mismo, ¿no es genial?
Aquél penetrante olor... Podía sentirlo aún, se había adherido a nosotras. ¿Qué había dicho que era? ¿Excremento? ¿¡Era eso higiénico!?
—¡¡No es para nada genial!!
—¡Eres tan linda hasta cuando te enojas! —repuso Lächelnd tras soltar una risilla. Luego, mudando un poco el gesto, añadió—: Pero, Korelia, ¿quieres decirme que es lo que está pasando? ¿El kobold atacó a Gupta y lo absorbió? ¿Gupta nunca fue Gupta? En verdad no entiendo nada de lo que pasa esta noche.
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Blumengarten: Sobreviviendo en este mundo como una chica murciélago
FantasyTras el asesinato de su familia a manos de un incomprensible ser, Korelia es arrojada a un mundo fantasioso, donde adopta la forma de una las criaturas más aborrecibles del lugar: una semi-murciélago. No por su apariencia, sino por la mala fama de l...