Capítulo 04: El momento de elegir un arma (1)

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Parte 1


Tal como Adalia había asegurado, se armó un gran revuelo en el gremio de la villa al saber de la presencia de feroces criaturas. Aunque en un principio no recibimos otra cosa que no fueran miradas de resentimiento al entrar, una vez que contamos en voz alta todo lo que nos había pasada a la recepcionista, más de uno se levantó para rodearnos y preguntar por más detalles. Ika tuvo que pedir algo de calma y, tras escucharnos con atención, se apresuró con el papeleo necesario para levantar una misión de urgencia.

Así, veinte minutos más tarde, cuando Gupta y Hayashi entraron al establecimiento llamando a voces a los cazadores, estos ya se encontraban prestos para salir y sondear los alrededores. Algunos incluso se habían adelantado para encontrarse con los encargados de vigilar la villa y ponerlos sobre aviso.

El gremio poco a poco se llenó con pequeños grupos de jóvenes con uniforme igual al nuestro, demostrando ser parte de quienes entrenaban para ser cazadores. La mayor parte de ellos parecía tener la edad de la pelirroja que ahora estaba sentada junto a nosotras, en la mesa más alejada donde nadie nos molestaría. Adalia nos miraba fijamente, alternando entre cada una de nosotras, como sí nos analizará a detalle.

No sé porque lo hacía. ¿Qué podía haber de interesante en vernos? Fuera de nuestras apariencias, en aquellos momentos solo éramos un grupo de niñas temblorosas, aterradas por la experiencia recién vivida. Ni siquiera recibir malteadas de fresa —bebida que ya se había convertido en mi favorita— por parte de Ika, ayudó a levantar el ánimo.

Como todos los novatos presentes, nos manteníamos en silencio, como si temiéramos atraer a las peligrosas bestias al provocar el más mínimo de los sonidos. La idea de tres grandes bestias juntas, una de ellas bastante conocida por su ferocidad, rondando por allí, era atemorizante para cualquiera. Es por ello que se mantenía un silencio casi total. ¿Dije casi total?

—¿Crees que capturen a las bestias?

—Por supuesto, el gran Gupta está con ellos.

—Ya...

—Pronto anunciarán la muerte de esos monstruos.

—Te equivocas. Sí de verdad es un Kobold no tienen oportunidad. Los mejores cazadores se han ido del pueblo, y Gupta está herido.

Para cualquiera que entrara por la puerta principal, seguramente se llevaría la impresión de entrar en algo similar a una biblioteca, lugar donde hasta la caída de un alfiler podría ser escuchada. Pero había murmullos, susurros realmente débiles que yo podía escuchar con suficiente claridad, como si estuviese sentada al lado de cada uno de aquellos jóvenes que no paraban con sus conversaciones, tratando de matar el tiempo.

Una hora pasó, sin que tuviéramos noticias relevantes. Lo único que sabíamos, gracias a un mercader que entró a tomar un aperitivo, era que una pequeña parte de los cazadores continuaban resguardando la villa mientras otro grupo, comandado por Gupta, no regresaban aún de su incursión en el bosque.

—Me pregunto si mi hermana estará en el bosque.

Aunque intentó parecer indiferente, Gabrielle no dejaba de tamborilear la mesa con los dedos. Mordiéndose el labio inferior, mi pequeña amiga podía notarse sumamente preocupada por la suerte de su hermana, una cazadora bastante experimentada.

—Descuida, McCloud —Chika tomó sus manos con suavidad—. Estará bien, es una gran descendiente de los odd-eyes. ¿No es verdad?

—S-sí... Tienes razón. ¡Ja, ja, ja! —Las risas de Gabrielle, mientras ponía un pie sobre la mesa, atrajo la atención de todos—. ¡No hay rivales para nosotras!

Blumengarten: Sobreviviendo en este mundo como una chica murciélagoWhere stories live. Discover now