Capítulo 09: La dulzura de una telaraña (2)

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II.


La llegada de Ika y mi gran amiga causó un poco de revuelo entre los demás miembros de la granja. Al ver a la Arachne, Tía Rista había soltado un gran grito de susto y sorpresa; Llevándose la mano al corazón, exclamó que la barrera se había estropeado. Fue necesario que Affarossa le contara un poco de la situación para calmarla.

—Todo está bien —dijo con presteza—. La barrera sigue funcionando.

—¿Entonces por qué pudo entrar? —replicó la tía—. No me malentiendas, niña, si eres amiga de Korelia eres bienvenida pero... ¡¿Cómo entraste?!

—Tampoco lo sé —reconoció Affarossa, mirando a Chika con curiosidad—. ¿Te sientes bien, pequeña?

—Eso creo —respondió mi amiga—. Me siento algo fatigada, debe ser por el viaje tan largo. En serio perdón por asustarla.

Que llamaran pequeña a Chika me provocó cierta gracia. No importaba como lo viera, era todo menos pequeña... De pronto me sentí derrotada. ¿Por qué era yo tan enana? No podía esperar a crecer y ser alta e imponente

Sí. Pensar en una yo súper alta y poderosa me reconfortaba, incluso el tonto de Hayashi me respetaría mucho si eso pasara.

—Korelia —susurró Freya desde el otro extremo de la mesa—. Parece que piensas cosas raras.

—¡No lo hago!

Sospechaba que Freya se asustaría muchísimo al ver una arachne tan cerca, y no me equivoqué.

Gritó al verla, corrió para protegerse detrás de las faldas de Tía Rista. Podía verlo en su mirada: el terror que sentía por los Arachnes parecía muy arraigado; su cuerpo temblaba por completó y la voz pareció írsele.

Gracias al viejo Tuxdel sabía la razón: Freya había sido la única infante de la granja en sobrevivir al ataque de un grupo de arachne en el pasado. Solo ella (y quizás Rista o Affarossa) sabía todo el terror que había vivido en ese entonces.

Pobrecita.

Ni siquiera cuando Chika intentó acercársele con un pan dio muestras de tenerle confianza, prefiriendo ocultarse tras Bauch.

Mi amiga, sensata, decidió no intentar acercársele durante el resto de la comida.

Todos estábamos reunidos en la mesa al exterior de la casa principal (aquella donde Tía Rista, Affarossa y Freya dormían). Tras aceptar la invitación de los Schändlich, unos con otros compartían las vivencias de los últimos días.

Así fue como Ika se enteró de lo que había pasado desde que me trajeron malherida a la granja; Me miró con sorpresa al saber que me esforcé todo lo que pude para salvar a las hermanas en la ciudad. Estuvo muy agradecida por toda la ayuda que me brindaron los amables elfos (menos mal nadie mencionó los golpetazos que me dio el viejo Tuxdel).

El tiempo pasaba lentamente. El día se sentía muy bonito, como si las actividades de la granja se hubiesen frenado por aquel día para recibir las visitas. Conforme la tarde avanzaba noté que Freya se relajaba un poco.

¿Cómo no hacerlo?

La voz de Chika, tan calma y dulce, siempre era reconfortante de escuchar. Con mucha educación en su forma de hablar, narró a grandes rasgos lo sucedido en la villa Utah, el cómo esta fue destruida por criaturas oscuras, obligándonos a irnos de allí.

—Por suerte mis padres adoptivos no estaban en la villa —comentó—. Aun así, ahora no tengo muchas ideas sobre cómo encontrarlos. ¡Pero no pierdo las esperanzas! Sé que volveré a verlos cuando sea el momento oportuno.

Blumengarten: Sobreviviendo en este mundo como una chica murciélagoWhere stories live. Discover now