17 vidas

23 2 57
                                    

Cuando comencé a abrir los ojos, palpé el terreno en donde estaba y al notar algo notablemente duro y plano, cual tabla de planchar, abrí los ojos y al comprobar que los grandes y dorados ojos de Des no paraban de escudriñarme, me sentía un poco inquieto.

-¿Ya te has despertado? Creí que, inesperadamente, habías caído en coma y yo sin saberlo -dijo con nerviosismo.

-¿Cuanto llevo durmiendo? -pregunté intentando buscar un reloj o algo que me indicara el tiempo real que había estado bajo las mantas aunque, lo único que vi fueron los cuadernos que estaban mimosamente apilados encima de su mesilla de noche.

-Más que yo, seguro -sonrió y yo solo le puse mala cara.

-No estoy de humor como para las adivinanzas... -dije con aspereza.

-Se nota que no te gusta madrugar -suspiró pero carcajeándose- Quizás 7 u 8h. No lo sé -se encogió de hombros mientras se ajustaba mejor sus gafas.

-¿Y porque me has dejado dormir tanto? -dije pero ambos sabíamos que no lo estaba diciendo enserio.

-Lo veía adecuado -su amplia sonrisa, le dibujaban en su rostro unos hoyuelos que me gustaría pellizcarlos con los dientes- Además, parecía como si hubieras caído en coma. Fíjate, que cuando llegaste, te quitaste la ropa.

-No estaban ni tu hija, tu abuelo o tu hermana -dije con algo de protesta.

-Lo sé pero....¿Y si en ese momento llegan a estar? -dijo poniendo como pudo sus brazos en jarras.

-Bueno, entonces hubieran visto en vivo y en directo como un atractivo hombre se quitaba la ropa sensualmente para irse a dormir -dije con broma haciendo que Des se ruborizara un poco.

-Eso lo puedo ver solo yo... -dijo bajito y antes de que comentase en voz alta, mi estómago hizo un ruido de protesta- ¿Tienes hambre? -preguntó Des a sabiendas lo que había escuchado.

-¿De ti o de comida? 

-De comida, animal -vi que tragaba saliva.

-Aguafiestas -reí- Ahora si, ¿Qué hora es?

-Las... -miró el reloj de su móvil- 13:26. ¿Comemos? 

-¿Que tal si pedimos algo de comer? -sugirió.

-¿Algo para comer? -parpadeó- ¿Quieres algo grasoso como una pizza o una hamburguesa?

-Estaba pensando algo un poco mas sano -reí- Pero yo me amoldo a todo lo que sea.

-¿Realmente en que clase de comida estabas pensando? 

-¿Te gusta la comida oriental? -pero puso una mueca rara- ¿Nunca lo has probado? -pregunté algo impresionado.

-Nunca me fascinó el pescado crudo, las cosas picantes o las cosas que desconozco.

-¿Lo has probado? -levanté una ceja.

-No pero....

-Entonces, ¿Cómo sabes que no te gusta si nunca lo has probado?

Si. Se lo que estáis pensando pero cuando dije esa frase y la cara de fastidio de Des, me parecí a una madre. Me reí y al ver que se iba a cruzar de brazos, cogí una de sus manos y besando sus nudillos, sonreí.

-Se que te va a gustar. A mi tampoco me chistaba hasta que lo probé por primera vez.

-¿Tienes algún lugar en mente? -desistió.

-Si -sonreí.

Me levanté de la cama y mientras iba al cuarto de baño para poder aclarar mis ideas o despejar un poco mi mente, ya que me sentía terriblemente cansado, Des me seguía de cerca y mientras me rascaba perezosamente la ingle por dentro de mi ropa interior al tiempo que pegaba un largo bostezo, sentí sus dedos fríos alrededor de mi brazo y sin darme cuenta, me dió la vuelta.

El bibliotecario y el guardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora