Domingo.
Había llegado ese día tan esperado ya que, después de estar unos días dando vueltas en mi cabeza unos temas, aquí me encontraba mirando al techo de mi cuarto a las 11 de la mañana de este domingo 18 de Abril y digo esto, por varias razones:
1. A pesar de que había concretado el sitio y el día de quedada, no sabia si era por la mañana o por la tarde. Un detalle que se nos había pasado por alto y que, cuando quise darme cuenta, había desaparecido.
2. Había encontrado un diario. Pertenecía, al parecer, a un antepasado mio y en verdad, me daba miedo saber su contenido. No quería fisgonear en los recuerdos de un muerto pero, la parte morbosa de mi inquieto corazón, se moría de ganas por saber que hacia en la biblioteca ese diario.
Seguí dando vueltas en la cama pero por muchas vueltas que daba, no volví a conciliar el sueño. Me senté en la cama y aunque solo habían pasado unos 5 minutos desde que me había despertado, tampoco pretendía salir con prisa. La puerta se abrió y apareció Marta por la puerta, con su pijama de fresas, el pelo revuelto y agarrada al peluche que Leo la regalo.
-¿Que haces despierta?
-Tengo hambre -dijo frotándose los ojos.
-¿Y la tía? -pregunte sin moverme de la cama pero la niña solo se encogió de hombros- ¿Que quieres desayunar? -y vi que se le iluminaron los ojos.
-¡TORTITAS! -grito.
-Esta bien, esta bien -reí- Hagamos tortitas.
Cuando salí de la cama, fui directamente al cuarto de baño y mientras me echaba agua en la cara, la niña se iba hacia la cocina. Mientras oía como canturreaba una canción de la compañía Disney que vimos anoche, yo me seque la cara. Me mire en el espejo y tenia un aspecto un poco horrible. Apenas había dormido bien y todavía, en mi cabeza rondaban muchos pensamientos. Una avalancha inexplicable que no sabría decir con exactitud que era.
Salí del baño y ahí estaba Marta esperando con algunos ingredientes en las manos. La sonreí y cogí las herramientas que faltaban para hacer las mas ansiadas tortitas. Entre los dos, las hicimos durante 20 minutos. Yo le di sus esperabas y esponjosas tortitas y se puso enfrente del televisor y yo, con la otra tanda, también la seguí hasta el salón.
-¿Quieres algo de nata o chocolate? -pregunte a la niña.
-No -ella se volvió a levantar y se fue a la cocina.
-Espera -deje mis tortitas encima de la mesa y la seguí.
Estaba cogiendo un cartón de leche de la nevera y yo cogí dos vasos de cristal y le indique que cogiera la botella de arándanos. Ella lo cogió y con cuidado la llevo hasta el salón. Sonreí y cerrando la puerta el frigorífico, oí un chillido por su parte. Corrí y me encontré con que Nevoso, un gato grisáceo callejero que viene de vez en cuando, se estaba comiendo una tortita.
-Gato malo -le regaño la niña y yo me reí.
-No puedes hacer nada con el. Ya sabes que es un espíritu libre -me acerque y acaricie la cabeza al animal. Marta me miro y los ojos amarillos del gato también- Come o me lo como todo.
Cuando dije eso, ella empezó a comer su desayuno mientras en la televisión ponían una programación de noticias. Ella no presto atención pero, yo tuve que subir el volumen de la televisión al oír una noticia que me llamo la atención:
Ultima hora. El hombre que desapareció el pasado jueves, ha sido encontrado brutalmente asesinado. Se desconoce el criminal pero algunos afirman que...
Marta cambio de canal y lo puso en un documental sobre animales del bosque. Yo la mire pero ella se escondió el mando.
-¿Porque me has cambiado las noticias? -la pregunte.
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El bibliotecario y el guardián
De Todo¿Creéis en el destino? ¿Pensáis que la sangre une algo mas que el destino? Eso es lo que pensaba Leo al encontrarse nuevamente con aquella persona que había jurado proteger pero, tenia un ligero problema. La luna es su peor enemiga. Des, es un bibli...