¿Se puede sentir el amor cuando lo crees perdido?
Mientras veia como Des aceleraba, mi corazon se sentia inmensamente traicionero. Habia permitido algo que rogue no hacerlo y sin darme cuenta, los suaves labios de Des habian rozado los mios como si fuera un simple juego de niños. Me sentia rabioso, temeroso por mis acciones y notablemente inquieto. Sentia mi interior rubir con rabia ya que estaba comenzando a despertar algo que llevaba todo el dia tranquilo. Me cruce de brazos y, arañando mis codos con fuerza, note el sabor de la sangre sobre mis labios ya que me los estaba mordiendo con fuerza.
Mire atentantemente a Des pero el parecio no darse cuenta de eso ya que, a juzgar por su rostro juvenil y travieso, estaba contento de conducir por una carretera secundaria con una velocidad descomunal. ¿Quien iba a pensar que el bibliotecario le gustase correr? pense mientras rebuscaba en mi chaqueta ya que necesitaba una pastilla para tranquilizarme. Al no encontrarlo, me lleve insconscientemente la mano a la boca y apretandola, mordi el dorso de mi mano ya que, las pastillas estaban en la puerta del piloto.
-¡Leo! -el grito- ¡Tienes la mano sangrando! -paro automaticamente, cerca de la entrada de un parque apartado y me miro a mi directamente con un tono de alarma en su rostro- ¿Te has mordido? -pregunto cogiendome la mano y yo la aparte con brusquedad.
-No es nada -intente no sonar grosero aunque fue en vano ya que gruñi- Solo necesito unas pastillas que estan en la puerta de tu lado.
El se dio la vuelta y dandome la caja, con una botella de agua, me trague dos pastillas. Queria estar de lo mas sereno aunque era imposible recordando que hace cosa de 1 hora, habia probado la fruta prohibida que llevaba tiempo sin catar.
-¿Estas enfermo? -acerco su rostro a mi frente y apoyando su mejilla entre ceja y ceja, oi como Des tragaba- No parece que tengas fiebre.
-Des... -intente hablar entrecortado pero solo podia oler el aroma de su cuello- ¿Puedes apartarte por favor? -pregunte apoyando mi mano en su pecho.
El, al sentir mi tono de voz duro, se retiro y vi como se erguia en su asiento del piloto mientras me miraba de reojo y con el cuerpo temblando y algo calido. ¿Era normal?
-Lo siento -vi que se ruborizaba- Cuando Marta se pone mala con fiebre, acerco mi cara a su rostro para ver si le ha bajado o subido la temperatura.
-¿Enserio me estaba tratando como un niño enfermo? -pense un poco molesto.
-Me preocupe cuando me has pedido las pastillas -siguio hablando- Cuando me he girado porque te estabas mordiendo la mano, he pensado que estabas teniendo un tic nervioso pero cuando me has pedido las pastillas, mire tu rostro y al verlo tan rojo...Mi estado paternal, salto.
-Lo que te digo, me esta tratando como un niño pequeño -volvi a pensar y le puse mala cara.
-No hace falta que me cuides -le corte antes de que siguiera hablando- Solo estoy algo nervioso -comente pero vi que me miraba mis labios.
Alce una ceja al ver que rebuscaba algo en su bolsillo y al sacar un pañuelo que estaba algo arrugado, vertio un poco de agua y comenzo a pasarmelo por los labios. Creo que era porque me los habia mordido antes. Era una sensacion extraña ya que la textura del pañuelo, se sentia aspera pero estaba algo fresquito por el agua.
Des siguio pasandome el pañuelo por los labios y le vi concentrado pero, a pesar de eso y de que no paraba de mirarme los labios, vi que tenia un rubor carmesi bajo sus parpados. Me quede hipnotizado y al levantar sus ojos hacia los mios, el carmesi se convirtio en un bermellón que le cubria hasta la raiz del pelo.
-Me estoy comportando como un padre ¿No? -dijo separandose de mi con voz timida.
-Que adorable -pense mientras cogia el pañuelo humedo y me lo pasaba por mi mano- Tranquilo. Esto se quedara aqui.
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El bibliotecario y el guardián
Casuale¿Creéis en el destino? ¿Pensáis que la sangre une algo mas que el destino? Eso es lo que pensaba Leo al encontrarse nuevamente con aquella persona que había jurado proteger pero, tenia un ligero problema. La luna es su peor enemiga. Des, es un bibli...