Algunos días después de ese esplendido finde semana, todo volvió a la normalidad.
Des comenzó a trabajar de nuevo y a pesar de que sabía que tenía esas ganas, por otra parte me sentía un poco celoso. Marta, llegó el martes porque Miriam y Albert seguían con el tema delicado del divorcio y a pesar de todas las veces que les pregunté si necesitaban mi ayuda, ellos simplemente se negaron. Creo que no querían que alguien ajeno a la familia, interfiriera aunque, por ese comentario me tuve que reír porque literalmente, éramos en parte familia.
Por mi parte, cuando la hermana o abuelo no estaban en casa, me tocaba a mi ser el canguro de Marta y a pesar de que me gustaba mucho esa niña, no tenía absoluta intimidad con Des. René, también se había unido al lote y cuando no estaba con ella ayudando con las desapariciones de esos niños, estaba cuidado de un pequeño y regordete de nombre Henri.
También, para aliviar el estrés de no poder estar a solas con Des, ya que siempre pasaba algo que lo impedía, iba los días que podía al gym de Fran o corría hasta los limites estipulados de mi casa idea y vuelta de madrugada ya que, tenía tales pesadillas que me impedían dormir con normalidad y de vez en cuando, miraba la luna desde el tejado de diferentes casas. Asimismo, me había saltado las reuniones de Joan en su asociación. No porque hubiera sido un simple despiste sino porque, no quería hacerlo. Ya le pediría disculpas cuando le viera, si es que, entraba de nuevo por otro "despiste"
Suspiré mientras mi cabeza reposaba sobre una mesa. Tirado en la silla de la biblioteca de Des algo aburrido, vi que muchas muchachas se acercaban a él y por mi parte no paraba de mirarlo con cierta rabia sintiendo un opresión en el pecho. Gruñendo, intenté concentrarme en lo que estaba leyendo cuando recibí un mensaje de Gabri. Abriendo la aplicación, me puse a leer:
Leo, necesito hablarte de algo. ¿Puedo reunirme contigo en la cafetería que hay cerca de la casa de Des?
Es importante.
Sonriendo, comencé a contestar su mensaje:
Claro. Enseguida me reúno contigo.
Cerrando el libro, me levanté y cogiendo el libro, o mas bien enciclopedia, se la llevé al mostrador en donde, un par de adolescentes, le ponían ojos dulces a Des haciendo que yo me molestara más.
-Des -él me miró- Tengo que salir un momento. ¿Puedo dejarte esta enciclopedia aquí mientras?
-Claro -me sonrió- Yo estaré aquí hasta el cierre.
-Sr. Aeva -habló una de ellas- ¿Puede buscarnos un libro? No lo encontramos por ningún lado de esta hermosa biblioteca.
-Claro, ¿Cómo se llama?
-El guardián invisible -vi que tragaban saliva con nerviosismo- Hemos visto la edición en francés e inglés pero...¿Lo tiene en español?
-No se si lo vamos a tener pero...Déjenme un momento que lo mire.
Ellas afirmaron y viendo que Des se levantaba para irse para mirar en cualquiera de sus estanterías, ellas comenzaron a cuchichear dándome la espalda y por lo que pude escuchar, estaban hablando de Des y la verdad, no me gustó ya que, solo hablaban de lo guapo que era, el buen porte que tenía y un montón de cosas que mejor ni comentar.
Acercándome a ellas por la espalda, puse mis manos en sus hombros y notando su miedo, sonreí y acercando mi cabeza a la altura de sus nucas, susurré lenta, pausadamente y con un tono de advertencia.
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El bibliotecario y el guardián
Aléatoire¿Creéis en el destino? ¿Pensáis que la sangre une algo mas que el destino? Eso es lo que pensaba Leo al encontrarse nuevamente con aquella persona que había jurado proteger pero, tenia un ligero problema. La luna es su peor enemiga. Des, es un bibli...