El asesino errante

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-Porque... -su voz se volvió lenta y pausada haciendo que su respiración se hiciera mas honda- Siempre...Haré cualquier cosa por...Ti -y acto seguido, Leo se quedó completamente dormido dejándome a mi, con la palabra en la boca. 

Parpadeando doblemente confundido mientras él se ponía más cómodo, a pesar de que el que estaba encima de su pecho era yo, sentí sus brazos alrededor de mi espalda. Era de lo más reconfortante y aspirando el aroma que transmitía, miré su rostro dormido. Se veía demasiado hermoso para ser alguien que había sufrido bastante y a pesar de esas cicatrices que le cubrían la cara, le hacía un atractivo diferente al de cualquier persona.

Deslizando varios de mis dedos por todas esas cicatrices, las repasé y a pesar del contacto suave, a diferencia de las de su espalda que estaban un poco ásperas, sentí como sus parpados se contraían y como algunas zonas de su piel se erizaban. Era una reacción interesante y a la vez un tanto gratificante ya que, yo era el único en este momento, que podía verlo de esta forma. Parecía que estaba completamente tranquilo y tal vez en paz ya que, se veía que estaba relajado. No era como sus facciones habituales que siempre estaban contraídas como si siempre estuviera enfadado o lleno de esa extraña seriedad que nunca lo abandonaba. 

Suspirando, besé su pecho y alzándome un poco, su mano se posó tranquilamente sobre su pecho y cogiendo su muñeca con mucha delicadeza, besé sus nudillos y haciendo que su rostro se contrajera un poco, pero sin apenas despertarse, sonreí. Me encantaba verle dormir aunque sonara a un acosador. 

Ladeando la cabeza de lado a lado, me tuve que deshacer del abrazo cálido que éste muchacho me estaba ofreciendo y levantándome, lo arropé y deslizándome fuera del colchón, estiré un poco mis músculos y caminando con cierta pereza, fui hasta la cocina y sirviéndome un vaso de agua, me quedé un poco tranquilo. Bebiendo, miré todos los platos y ollas sucias que había en el fregadero y por un instante me sentí tremendamente perezoso ya que, tendrían que limpiarse pero no me sentía con muchas ganas. 

Dejándolo en el fregadero, ya que más tarde lo lavaría, fui a la habitación pero me paré en seco al ver una enorme y peluda figura dormitando sobre el colchón. A pesar de que estaba dormido, me sorprendí gratamente que se hubiera transformado sin que él lo hubiera notado e intentando apartar su cuerpo como pude, fue una tarea de lo más complicada ya que, pesaba más de lo que parecía. 

Viendo que su cuerpo no se movía pero si que se ponía incluso más cómodo cuanto más intentaba apartarlo un poco, puse mi peor cara de disconformidad posible. Suspiré y mirando hacía mi mesilla, vi que estaban ahí tranquilamente los cuadernos de Leo. Mirando a la cama y luego a los cuadernos de nuevo, suspiré de nuevo y cogiéndolos, junto con mis gafas, decidí ir al salón a leerlos ya que, posiblemente aquí le molestaría a pesar de que era mi cama la que estaba siendo ocupada.

Caminando al salón, me senté con cierta comodidad en el sofá y poniéndome una manta encima de mis piernas para entrar un poco en calor, me puse las gafas y abriendo el cuaderno por donde me había quedado anteriormente, me puse a leer esperando que me podría encontrar:

A partir de este instante, voy a hacer un pequeño resumen de todo aquello que pasó después de que esos bárbaros me raptaran.

Poco después de mi encarcelamiento y apodado como Fenrir, conocí al jefe del lugar. Su nombre era Björn Ragnarsson y era, como todos los que había alrededor, un hombre fuerte, muy rubio, cubierto siempre con una capa de mugre, barro, pieles de animales que había matado él, y de sangre. Tenía una larga barba y al igual que su pelo, también estaba trenzado minuciosamente. Su rostro siempre era una máscara de hierro impenetrable ya que, su seriedad era bien conocida pero era astuto y bastante sabía. Portaba una pesada hacha que goteaba sangre y, por lo que supe después, se había herido su azulado ojo derecho con ella para complacer a sus dioses.

El bibliotecario y el guardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora