Persona extraña

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Desde aquel día, mi vida cambio totalmente. 

Habían pasado algunos meses desde ese extraño encuentro aunque mas bien, lo correcto seria decir que es una persona extraña. 

Durante este tiempo, su comportamiento ha sido de lo de mas raro.

1º. Todos, pero absolutamente todos los días, se presentaba en la biblioteca. Desde las 9 de la mañana que abría hasta las 2 de la tarde que cerraba y luego, de 6 y media a 9 de la noche. No se saltaba ningún día salvo 2 días seguidos al mes que eran alternativos y todos los día 20 al mes por la tarde pero, a excepción de esas veces, siempre viene y hacia el mismo patrón. 

Las primeras semanas solo venia, me saludaba, se iba al lugar que le había visto la primera vez y cuando llegaba la hora, hacia lo mismo pero a la inversa. No me molestaba lo que hacia pero después de comprobar que lo hacia todos las veces, comencé a preguntarme Si no tenia que hacer otras cosas. Quiero decir, no me consulta, ni hablaba con nadie. Es como si conociera la biblioteca y eso me hacia querer saber de el.

2º. Al ver ese comportamiento, decidí acercarme con disimulo, hacia los estante que había cerca pero no por nada en especial si no por pura curiosidad. Al principio lo hacia 1 o 2 veces pero enseguida me di cuenta que lo hacia mas veces de las que verdaderamente necesitaba. El se daba cuenta y, aunque no me mirase, de alguna manera, notaba sus ojos en mi.

3º. Como se daba cuenta que iba mucho, comenzó a consultarme sobre libros que no sabia donde estaban. Eso me sorprendió pero comencé a contestarle aunque lo mas extraño es que no me mirase directamente a la cara. Después de eso, me acercaba muy poco a poco y aunque sabia que estaba un poco incomodo por invadir su espacio personal, no huía de mi.

También me había dado cuenta que se había cortado el pelo. Ya no presentaba esa larga maraña rizada sino, mas bien había sido sustituida por una mucho mas corta. Se había rapado desde las sienes y toda la nuca, y en la parte de arriba, ahora mucho mas corta, parecía un nido de pájaros muy desordenado y corto pero, además de eso, se había dando un toque estrellado en sus sienes.

-Des -dijo sacándome de mis pensamientos con una sonrisa sin mirarme a la cara- ¿Dónde están las enciclopedias de historia contemporánea?

-¿De historia contemporánea? -pregunte su misma pregunta como un autómata- ¿No están en el tercer estante? -pero el negó- Voy a mirar a ver si...

-No hace falta -se levanto- Voy a buscarlo yo.

Se levanto y sin alzar la mirada, comenzó a buscar entre los estantes. Me cruce de brazos y fruncí mi ceño pensando que es lo que estaba haciendo este hombre. ¿Una tesis? ¿Un libro? ¿Un trabajo? Lo único por lo que venia a preguntar era por enciclopedias de historia. Me senté en la silla contigua a donde el se sentaba y al mirar hacia abajo, en el cuaderno donde el escribía. Me acerque al cuaderno, que tenia una letra espantosa y pude leer una de las paginas:

9 de Octubre de 1793.

Ese día el sol no quiso asomarse para contemplar como millones de revolucionarios franceses, a los que se hacían llamar Girondios, cortaban una a una las cabezas de aquellos que estaban en contra de la revolución, con Robespierre (que posteriormente fue ejecutado) a la cabeza. Fueron incansables las personas que besaban la guillotina y bañaban Francia con la sangre de inocentes a causa de la ignorancia de las personas que causaron el periodo denominado El terror. 

Vi con mis propios ojos como los verdugos exhibían las cabezas cortadas, como si fueran un trofeo, cortadas por esa  maquina infernal llamada guillotina, que emanaba sangre de su cuchilla en donde se cortaban las cabezas para llamar a la muerte. La gente acudía ahí y al ver todas las cabezas decapitadas, formaba una gran fiesta en donde se regodeaban, gritaban y bebían

El bibliotecario y el guardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora