Madison
—¡No te lo creo! Por fin se atrevió a dar ese paso el idiota.
—No significa nada... —La observo con una mueca cuando intenta restarle importancia al asunto—. No me mires así, Madison.
Golpeo despacio la parte trasera de su cabeza. —Entonces no digas idioteces, rubia tonta. —busco algo de comer en su refrigerador—. Eres la mejor amiga de la mismísima Virgen María, pero sabes bien qué quiere lograr con esa propuesta; el tren de la perversión está a punto de partir de la estación Pura en Celibato —canturreo con burla.
—No estoy segura... —Retuerce sus manos sobre la mesada.
«Alto ahí, marinero»
—¿No estás segura del significado de su proposición, o no estás segura de querer aceptar su proposición?
Saco la cabeza del refrigerador, tengo antojo de algo y todavía no sé qué es. Paso a investigar si logro saciarme con algo que haya en la despensa.
Sophia tiene que hablar un poco más fuerte si quiere que logre escucharla desde aquí. —Estoy nerviosa, todo esto me hace dudar de hasta mi misma. ¿Y si no significa nada para él? Entiendo que la virginidad es un concepto social y todo eso, pero quiero que sea especial, que no solo sea... eso, ¿me entiendes?
—Te entiendo Sophi. —Vuelvo a su encuentro frustrada—. Aunque si lo que buscas es sexo sentimental, estás consultando con la amiga equivocada, ese es el sector de Amelie.
Si hay algo que yo nunca experimenté, es el sexo con alguien con quien sientas amor, o una conexión especial. En todos mis encuentros es placer, y nada más que eso.
No me molesta, créanme que lo disfruto bastante; pero me encantaría saber qué se siente llevarlo al otro nivel, a tener un lazo emocional con la otra persona que solo nosotros entendamos. Que sea especial, tal como lo dice mi amiga rubia.
—Ya lo sé, pero es bastante vergonzosa con su vida sexual, no puedo preguntarle los detalles sucios.
Mi vista se clava en cierto aparato sobre la mesada bajo las alacenas que despierta mi interés: la cafetera.
Eso era lo que estaba anhelando y no conseguía, una gran y deliciosa taza de café helado.
—Sophia, ni siquiera puedes preguntar cosas sexuales sin trabarte como disco rayado. —Pongo a andar la máquina mientras busco los demás ingredientes—. El otro día casi te mueres de la vergüenza porque dije condones.
Su refrigerador tiene la capacidad de hacer hielo y también triturarlo, por lo que sirvo en dos vasos grandes la mitad de este y los dejo aparte.
También le pongo un poco de salsa de caramelo e inspecciono si tienen crema batida, y gracias al cielo que tienen.
—Tú eres muy abierta a esos temas,
Madison —murmura con su característico color rojo en la cara.
—Pues no tengo nada que esconder —Me encojo de hombros sirviendo el café ya listo—. Volviendo al asunto anterior, si no te sientes lista está bien, nadie te obliga a hacer nada que tu no quieras. Mi recomendación personal es que tu primera vez sea con alguien de confianza. Y habla con Chris; se chico está que babea por ti, amiga, deja claros tus límites y escucha los de él.
Le extiendo una de las deliciosas bebidas y me quedo una.
—Para no tener pareja, eres bastante buena en esto.
Les conté a mis amigos mi trauma hace unos años con el apoyo de Luke. Nunca me juzgaron, de hecho me hicieron sentir mejor conmigo misma, especialmente Sam y Amelie.
El punto es que pudieron entender varias cosas de mí que antes no; por ejemplo ahora saben por qué hablo demasiado, por qué soy tan buena convenciendo a las personas, y por qué odio que me toquen el centro de mi espalda.
—El entrenador nunca está en dentro del campo de juego, pequeña amiga. —sonrío volviendo a la realidad—. Oye, cambiando de tema, ¿Cómo piensas vestirte para la celebración de la próxima semana?
La familia de Sophi —Los Graham— suele ir a los mismos eventos que frecuenta la mía por ser uno de los socios principales de una importante empresa inmobiliaria del mundo. Es reconfortante saber que si la cosa se pone algo tediosa, tienes a una amiga con la que puedes emborracharte en el baño sin que te juzgue.
—Creo que quiero innovar un poco este año, vi en internet un traje muy hermoso —contesta emocionada—. ¿Y tú? Deberías buscar algo elegante pero casual al mismo tiempo.
—Tu serías muy buena amiga de Alexander —digo entre dientes mientras bebo mi delicioso café—, no preguntes.
—Chris me contó que Samuel le contó que tú le contaste que no se llevan muy bien.
«Vaya que el chisme llegó lejos esta vez»
Es verdad, esos fueron muchas personas contándole a otras.
Hago una mueca al recordar cierto incidente que ocurrió hace unos días. —Si a acorralarme contra los casilleros y advertirme que mantenga la distancia con su hermana lo consideras no llevarnos bien, pues si.
Se levanta del taburete de un salto enfadada hasta con la vida misma —Es un idiota, voy a romperle el cuello yo misma, iré a...
—Sophi, cálmate— la tomo del brazo para que se vuelva a sentar.
Ambas sabemos que no sería capaz ni de lastimar a una mosca que ya está muerta, va en contra de todo lo que significa ser ella.
Le cuento lo que pasó el jueves pasado, que encontré a Allison Baker en el estacionamiento de la escuela y la charla que tuve con ella.
Creo que Alex escuchó solo una parte y su primer instinto fue defender a su hermanita menor, estoy segura de que yo reaccionaría igual si veo que alguien molesta a cualquiera de las chicas.
La parte más complicada de explicarle es la del final, donde tengo que admitir que tuve un ataque de pánico en el medio de los pasillos de los casilleros.
Aprieta mi mano en señal de apoyo al oírme.
—Estoy bien, supe manejarlo. —La tranquilizo—. Pero esa situación fue mi alarma para comenzar a mantener distancias. A fin de cuentas estaba haciéndolo por un motivo.
—¿Por qué no le explicas cómo pasaron las cosas de verdad?
—Porque no lo vale —simplifico encogiéndome de hombros—. Su acción me dio un indicio de cómo es como persona y no quiero conocerlo. Que crea que soy una perra, no me afecta en mucho.
Suelta una pequeña risa divertida. —Tienes razón —admite—, me caía bien.
—Y te tiene que seguir así. El problema es conmigo, no creo que él sepa sobre mis traumas infantiles. Pero si te molesta seré yo quien le parta el cuello, no es el único que sabe cómo intimidar a las personas usando un poco de fuerza bruta. —Dejo el vaso en el lavavajillas—. Ahora levántate, debemos ir a la escuela y tengo que pasar por mi casa primero.
La espero en donde estábamos viendo las redes distraída mientras ella sube a cambiarse de ropa por algo que no sea su pijama de cerditos.
No pasan ni dos minutos cuando ya está pidiéndome que suba a ayudarla.
«Sabía que diría eso»
Pues claro, es Sophi.
Tomo asiento en su cama repleta de prendas que decidió descartar viendo cómo revuelve uno de los cajones.
Resulta que la muy idiota me hizo subir solo porque no se decide entre usar una camisa blanca, un top corto y escotado, o una camiseta sencilla.
Al obtener la decisión final de mi parte, comienza a cambiarse por una falda negra y la camiseta blanca que escogí.
De repente algo se me hace conocido entre la ropa sobre el colchón... —¿Este no es mi brasier?
—Es de cuando fuimos al lago y se mojó mi ropa interior —sonríe inocente—, prometo devolverlo a tu armario sano y salvo.
Más le vale, porque es uno de los más cómodos que tengo, y el que suelo utilizar cuando estoy en mi período ya que se me suelen inflamar los pechos y ese bra es el único que no me apuñala con los alambres o me mate por constricción.
—¿Qué dices? —Da una vuelta para que pueda verla completa.
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The Real You
Dla nastolatków¡HISTORIA TERMINADA! Madison Fox: bailarina, multimillonaria, y heredera de un imperio hotelero. Los que no la conocen la catalogan como la hija de mami y papi que le compran todos sus logros; quienes realmente logran pasar esa muralla ven a una muj...