Alexander
La vida apesta, mi vida apesta, todo apesta estos últimos días. Desde hace una semana nada me gusta, siento que la presencia de cualquier persona que me rodee es una molestia que solo quiero eliminar.
Las pastillas son lo único que me calma, y por supuesto, las intensas de mi madre y Madison me las han quitado porque creen que abusaré de ellas.
¿Es que acaso no entienden que cada fibra de mi cuerpo duele al moverse? Las necesito, si no las consumo le respondo a las personas como no les gusta que lo haga.
Entro a la habitación que se ocupa de mi rehabilitación en el hospital. No quiero venir, no me sirve de nada, de todas formas no volveré a jugar fútbol americano ¿por qué seguiría haciéndolo? Fácil, porque mi madre amenazó con sacarme la poca cantidad de medicamentos que aún me administra.
—Buenos días, Alexander. —Ruedo los ojos cuando veo a la estúpida médica con esa irritante sonrisa en el rostro—. ¿Cómo has amanecido hoy?
No le respondo, igual que cada vez que he entrado a esta maldita sala. Solo dejo el bolso con mis pertenencias sobre el sofá gris y me quito la sudadera.
La mujer que parece tener un arcoíris en el trasero sigue hablando. —Mi idea es que hoy entremos a la tercera fase de tu recuperación fisioterapéutica.
Desde el día uno luego de la cirugía, la doctora Rawson se encargó de mi rodilla. Su tratamiento se basa en cinco fases, una más complicada que la otra. La segunda —que es en la que estamos— se tenía que enviar contracciones isométricas al músculo para evitar que se atrofie, y luego le agregó ejercicios que duelen como el demonio con sacos de arena y gomas elásticas.
De las siguientes tres fases no me dijo nada porque quiere que sea una sorpresa. Me resultaba divertido al principio cuando no estaba cansado de esta mierda, ahora solo deseo que acabe ya sin que diga una sola palabra más.
Me manda a recostarme en la camilla que se encuentra en una de las esquinas, donde todas las máquinas y bolas de plástico no molesten.
—Veré la cantidad de masa muscular que perdiste, y si es el número es alentador podremos seguir. —Se entretiene con mi rodilla tocando puntos que duelen y otros que no tanto mientras tararea una irritante melodía—. Bien, ahí va la aguja...
Aprieto la tela bajo mis manos cerrando los ojos cuando el dolor se hace insoportable. El chequeo semanal con esa cosa es horrible, al día de hoy no entiendo cómo es que no crearon algo que no se sienta como la pata de un elefante triturándote los huesos.
Luego recuerdo los cuadros con frases motivadoras repartidos por todo el piso; hay uno en específico con el dibujo de un cerebro que dice que si duele y sigues aquí, es porque vas por buen camino. Ilusos, de seguro que la mayoría viene por las mismas razones que tengo yo, una madre molesta.
Jadeo cuando por fin saca el elemento de tortura de mi cuerpo. —Buenas noticias, solo pediste el uno por ciento de la masa; podrás recuperarla con el tiempo sin ningún problema. Ahora, estás oficialmente adentro de la fase tres ¿No te emociona?
Me limito a abrir los ojos como platos, el comentario irónico es mejor que me lo guarde para mí. No puedo olvidar que es ella quien tiene objetos filosos al alcance de su mano, lo último que necesito es que terminen amputándome la pierna entera por hacer enojar a la fisioterapeuta.
—Luego de dos meses de dolores horribles, tu rodilla ya tiene la suficiente fuerza como para realizar ejercicios que te ayudarán a disminuirlos. —Camina hasta las máquinas y se detiene frente a una que se utiliza al hacer sentadillas—. No te voy a mentir, los primeros días la molestia será mucho mayor de lo que lo has sentido hasta ahora, los calmantes seguirán siendo necesarios. Pero con el tiempo podrás ir eliminándolos de a poco; recuerda que no son indispensables en tu recuperación, solo son una mano de gato que te ayuda a que el proceso no sea tan difícil. —Palmea la maquinaria detrás suyo—. A este bebé no lo usaremos todavía, vamos a la pared.
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The Real You
Teen Fiction¡HISTORIA TERMINADA! Madison Fox: bailarina, multimillonaria, y heredera de un imperio hotelero. Los que no la conocen la catalogan como la hija de mami y papi que le compran todos sus logros; quienes realmente logran pasar esa muralla ven a una muj...