Madison
Bajo del auto apurada, estoy llegando tarde a mi clase de baile. Cada que es feriado se suspende el ensayo de la tarde y pasa a ser a la mañana.
«Se nos está haciendo costumbre esto de retrasarnos»
Pero esta vez tengo una explicación, no es muy responsable a decir verdad, pero de todas maneras válida.
«¿Y esa es...?»
Me quedé encerrada en el baño, no es mi culpa que esa puerta decida secuestrar personas a cada nada.
«Van a reírse de ti, mejor di que te quedaste dormida»
¿Y que Natalie me obligue a hacer flexiones y sentadillas para que se me quite el sueño? No gracias, prefiero hacer el ridículo.
«Al menos tendrás un trasero de envidia...»
Me gusta mi trasero así como está, gracias.
«Pero...»
—Buen día, Flor —digo ignorando a mi conciencia.
«No te dejaré dormir esta noche»
Una pastilla de valeriana y problema resuelto.
—Hola, Madi ¿Estás bien? Te ves algo...
—¿Exasperada, muerta, agotada de este mundo? —Firmo la tableta de llegada a toda velocidad—. ¿Cómo lo descubriste?
Se ríe divertida y algo enternecida también. —Iba a decir cansada, pero esos adjetivos sirven. ¿Qué ocurrió?
«La alarma no sonó»
—Me quedé encerrada en el baño. —Su cara pareciera tener un signo de interrogación gigante al escucharme hablar—. Ayer salí de fiesta y llegué a casa a la madrugada, claramente me quedé dormida en el sofá y esta mañana mi puerta decidió romperse —al menos incluí que me quedé dormida—, tuve que salir por la ventana.
Casi me parto cada hueso del cuerpo al intentar bajar desde afuera el segundo piso. No estoy acostumbrada a escaparme de casa, así que no tengo la experiencia.
Solo ruego por que Natalie crea mi historia y no decida torturame con algún castigo, lo mejor es que me vaya ahora y así se disminuirán las posibilidades de que eso ocurra. Me despido de la recepcionista y acelero hacia el estudio sin esperar una respuesta por parte de ella.
Logro entrar sin morir en el intento y sin atropellar a nadie en el camino. Me recuesto en el suelo agotada por correr tantos escalones sin detenerme.
—¿Acaso despertaste con ganas de hacer sentadillas Madi-Pu? —La hermosa griega pelinegra me mira con burla desde arriba.
—Buenos días para ti también, Andrea.
Lo sé, se estarán preguntando, ¿es griega y tiene un nombre que no suena a griego? Pues déjenme decirles que sí lo es y significa algo relacionado con la valentía.
Su madre es proveniente de allí, pero su padre nació en Colombia y vive desde los ocho años en los Estados Unidos.
Su historia parece sacada de un libro de Jane Austen. Se conocieron en un viaje de negocios en Roma, accidentalmente los del hotel confundieron un par de papeles y terminaron en una misma habitación, sin otra disponible, por dos semanas.
Ahí pues... mi amiga fue concebida. La señora Flower quería que Andre tenga su nacionalidad y el señor Flower que vivieran en este país, una cosa llegó a la otra y, aquí estamos.
—¿Qué te pasó? —se estira haciendo un Split lateral—, ¿atropellaste a un perrito o te desvelaste haciendo un amarre?
Me levanto y dejo mi bolso junto al suyo cuando mi ritmo cardíaco disminuyó. —No, idiota —me coloco a su lado para comenzar a elongar—, no era un perro, era un gato y fue la semana pasada. El amarre lo hago mañana que es luna llena.
Reímos juntas.
—Ya de verdad ¿Qué pasó? —Intenta calmar su respiración—. Digo, no es raro que llegues tarde, pero tiene que hacer otra excusa que no sea que no calculaste el tiempo.
—Mi baño quiso secuestrarme. —Me encojo de hombros abriendo las piernas lo más que pueda—. Tengo que llamar a alguien para que arregle esa maldita puerta —gruño por lo bajo—. ¿Y Nat? Quizás tengo suerte y no se da cuenta de mi pequeño retraso.
El carraspeo de mi profesora se escucha detrás nuestro. Levanto la vista y por el reflejo del espejo puedo observarla parada con su característico abanico rojo.
—Te la dejaré pasar solo porque estoy de muy buen humor esta mañana, y tus desgracias me dan risa. —Camina con una radiante sonrisa en el rostro—. Muy bien, arriba todos. Hoy tenemos a alguien nuevo que se unirá a nuestras clases a partir de la próxima semana, pero lo invité para que se acostumbre al ambiente.
Se escucha el sonido de la puerta abriéndose, todos volteamos a ver quién es y... No me jodas. ¿Qué hace aquí? ¿Cómo?¿Por qué?
«Oye oye tranquila, una pregunta a la vez»
No puedo evitar la sonrisa que refleja mi felicidad mientras Natalie presenta a Max, mi Max y nos advierte de su enorme cantidad de talento.
—Felicitaciones —le murmuro a mi amigo mientras caminamos a la barra ubicada frente al gigante ventanal que llega desde el techo al suelo, y de pared a pared.
Una música suave comienza a sonar guiándonos sobre los pasos que tenemos que realizar.
Lleva la pierna al aparato y la estira a la perfección. —No podría haberlo logrado sin ti —habla en el mismo tono—, en realidad sí, pero no hubiese sido tan fácil.
—¿Estás diciendo que te acercaste a mí solo por mis contactos?— finjo indignación mientras los músculos me duelen horrores por la incómoda posición en la que están acomodados—. Me defraudaste mucho con tus actos. Pero aún así, tus movimientos son toscos y tus estiramientos débiles, no durarás mucho aquí.
Miento con descaro, sus empeines son tan perfectos que me dan ganas de cortárselos y ponérmelos a mí.
Entrecierra los ojos con una sonrisa malvada que quiere por todos los medios posibles escapar de su boca. —Si te descuidas puedo sacarte el puesto de alumna estrella.
—Menos charla y más baile. Max rota la rodilla, debe ser delicado no estilo hip-hop. —Le saco la lengua a mi amigo por la corrección que Nat le hizo—. Estira más la espalda al bajar, Madison. —Ahora soy yo la que recibe una burla de su parte.
Pasamos lo que queda de la mañana entre canciones de danza clásica, contemporánea y clases de movimiento corporal.
Hoy Natalie parece estar de un humor genial, porque —además de no asesinarme por mi llegada tarde— cada que cometamos algún error en las coreografías, solo lo corrige calmada, no te grita ni obliga a hacer verticales hasta que la sangre se te acumule en la cabeza.
—Descanso de diez y seguimos, pónganse en las parejas de siempre. Madi esta vez vas con Max, quiero ver esa magia de la que tanto hablan.
Me lanzo a los brazos de mi amigo apenas mi profesora sale por la puerta del estudio con el teléfono en la mano.
—¿Por qué no me lo dijiste? Hubiese hecho una fiesta...
—Justamente por eso —camina hasta nuestros bolsos a por nuestras botellas de agua y vuelve a mi encuentro—, armarías un escándalo.
Lo ignoro por completo y sigo en lo mío. —Con globos, los chicos de la Élite para que los conocieras, tal vez un poquito de alcohol...— empiezo a divagar con la mirada clavada en un punto, pero perdida al mismo tiempo.
«Despierta que pensarán que somos locas»
—¿Ah? —miro a Max.
—¿Eh?
«Fui yo, idiota, no él»
Oh, pues avisa a la próxima vez, conciencia tonta.
La griega se nos une. —¿Estás soñando despierta, Madi-Pu? —Pone sus ojitos coquetos viendo a mi amigo—. Hola.
«Lo siento, linda, peto no va a servirte con él»
—Emm... hola —rasca su nuca un poco nervioso—, verás eh... ¿Cómo te lo explico?
—Está coladito por un alemán, y tu eres griega —simplifico bebiendo de mi botella—. Además creo que no tienes amiguito allí abajo.
La cara de mi amiga se parece a un tomate en cuestión de segundos nada más. —Oh... no sabía yo...
—Descuida, es algo raro para mí decirlo todavía. —Rompen vergüenza del ambiente— Madi es algo...Suelta respecto a ciertos temas.
Sonrío encogiéndome de hombros, no tengo nada que ocultar.
Natalie se hace presente leyendo una carpeta bordó. Dice que haremos coreografías libres con las parejas que elegimos, en mi caso que se me asignó. Apenas termina de hablar se va al asiento en un rincón.
—Estaba pensando en la que hicimos en tu casa, ahí inició todo entonces... creo que es una muy buena opción.
—Es perfecta —sonrío buscando mi teléfono para tener la canción lista.
Nat deja lo que sea que hacía y se levanta mandándonos a mi amigo y a mí al centro puesto que seremos los que comienzan.
Se la nota alegre al vernos en el centro del salón, la muy pícara ya sabe que algo muy bueno resultará de todo esto, solo se está haciendo la difícil. En especial cuando Max le menciona la coreografía que haremos.
—Espero entonces que sean capaces de llevarla a cabo a la perfección porque es mi favorita.
«¿Lo dudas?»
Veo que mi compañero de baile sí se puso un poco nervioso con la advertencia de Natalie, yo ya estoy bastante acostumbrada a esto, pero él es nuevo aquí.
—Hey —susurro poniéndome en mi posición—, solo lo hace para ver si tienes confianza en ti mismo, tú déjate llevar como en mi casa, ¿ok?
Asiente un poco más seguro de lo que pueda llegar a pasar.
La música comienza dándole a nuestros pasos; son perfectos, o al menos eso creo, porque me desconecté del mundo que me rodea por completo, no sé si mi profesora está hablado o qué pasa. Solo soy yo, Max y la música corriendo por nuestras venas.
Puedo ver en sus ojos un brillo precioso, sabe que esto es lo que ama y está disfrutando hacerlo, el poder tener esta oportunidad. Y me llena el alma ser, en parte, responsable de eso.
La canción acaba, volvemos a quedar cara a cara como la última vez, nuestros ojos se conectan, nuestras respiraciones se fusionan y el mundo desaparece. Todo está en silencio, salvo por un sonido parecido a aplausos a lo lejos, que se intensifica más y más hasta que nos ubicamos en tiempo y espacio.
—Lo hicimos —susurra con las comisuras apenas elevadas un poco.
—Lo hicimos.
—Fue... —Nat nos arranca de nuestra burbuja privada— No tengo palabras. Tienen una conexión espectacular, nunca dejaron de mirarse directo a los ojos, estuvieron atentos a los movimientos del otro y... Fue perfecto. —Los dos sonreímos satisfechos ante las felicitaciones de nuestra profesora—. Muy bien hecho, Max, brillas mucho, sigue así y llegarás muy lejos. —El salón completo se vuelve a inundar de aplausos, gritos, y silbidos para mi amigo—. Ahora, Andrea y Sebastian, les toca a ustedes.
—Supera eso —bromeo con la griega saliendo del centro mientras ella entra.
Todas las parejas pasan a hacer su coreografía, y todas son espectaculares, se nota que es el grupo Élite. Somos minuciosamente seleccionados para estar aquí, no se puede ser solo bueno, tienes que ser el mejor y creerte el mejor, y si no cumples con las cualidades, la puerta está abierta.
—Terminó la clase, nos vemos mañana. Recuerden estirar bien los músculos si llegan a bailar de nuevo hoy, no voy a aceptar ausencias por lesiones. —Me mira observa—. Madi y Andre, acompáñenme a mi oficina un minuto por favor, el resto ya puede irse.
—Quería proponerles algo, chicas. —Abre la puerta que puede ser la entrada al cielo, o al mismísimo infierno.
Ambas nos sentamos en los apoya brazos de uno de los sofás individuales que están frente al escritorio. No, nunca nos sentaremos como personas normales.
—Mauro me comentó que estaba pensando en hacer un par de clases de danza aeróbica en los grupo más avanzados de los de catorce a dieciséis y los de diecisiete a dieciocho, y necesita a cuatro de la Élite para que lo ayuden con las demostraciones.
Mauro es el profesor de danzas aeróbicas, un hombre muy amigable con una tarea demasiado difícil: lograr que nuestros cuerpos se molden en posiciones y trucos casi imposibles hablado de las capacidades del humano.
—Me encantaría.
—Y a mí. —La apoyo.
Una llamada interrumpe la conversación, por lo que queda en enviarnos por mensaje el día y la hora en la que tenemos que estar aquí.
—¿Tienes planes? Son las...— mira la hora en su Apple Watch— dos y media y muero de hambre ¿Quieres ir a comer algo? —Suena su celular por una notificación—. Retiro lo dicho, mi madre necesita que la ayude con algo en casa.
Río despidiéndome de Flor con la mirada. —Está bien, de todas formas no podía. Quedé con Sophi para ir a buscar algo que ponernos en la fiesta de caridad de Ralph Lauren. —Salimos a la calle juntas—. Tengo que irme, Andre.
—Te quiero, Madi-Pu.
Subo a mi auto y luego de colocarme el cinturón de seguridad, tomo mi teléfono para escribirle a mi rubia amiga.

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The Real You
Roman pour Adolescents¡HISTORIA TERMINADA! Madison Fox: bailarina, multimillonaria, y heredera de un imperio hotelero. Los que no la conocen la catalogan como la hija de mami y papi que le compran todos sus logros; quienes realmente logran pasar esa muralla ven a una muj...