Madison
Pasaron varios días desde que Alexander fue operado de la rodilla, tres semanas, para ser más exactos.
Cuando me enteré de que había tenido un accidente y estaba en el hospital, bombardeé con llamadas el teléfono de Dylan y Robert hasta que accedieron —luego de varias vueltas y reclamos— a estar juntos en su caso. Mi médico de la infancia ya está retirado de la práctica desde hace años, pero eso no le elimina la experiencia acumulada en décadas de trabajo en campo.
Odio permaneces mucho tiempo en los hospitales, pero eso no impidió que mantuviera a Alex aquí más de lo que lo necesitaba. Luz y yo hemos estado como dos madres gansas cuidando que nada le falte al niño. Nos turnábamos para dormir por las noches aquí así no lo dejábamos solo, y en el día le pagamos por debajo de la mesa a una enfermera que lo tuviera monitoreado hasta que alguna de nosotras lleguemos.
Tal vez llegamos a ser un tanto sobreprotectoras, pero oigan, estamos hablando de mi novio y su hijo, ni de chiste nos despreocupábamos del asunto.
Dejo la mochila sobre la silla poniendo la mejor de mis sonrisas en el rostro. —¿Cómo está el enfermo más hermoso se este planeta? —beso su frente despacio—, traje noticias.
—Ya te puedes ir, Fátima, gracias por la compañía. —Se despide de la enfermera de la que les hablé hace rato—. Los crucigramas de hoy fueron fáciles, ve si puedes conseguir algunos complejos.
La mujer mayor sale por la puerta con una sonrisa luego de decirle que ya se ponía a buscar en internet.
Tomo de la mochila mis cuadernos de estudio y me siento a los pies de la camilla, el receso por las fiestas acabó trayendo consigo la segunda y última parte del ciclo escolar antes de entrar a la universidad.
Comienzo a hacer proyectos pendientes que tengo y no he hecho por distraerme cuidando a mi chico. Psicología me tiene sin dormir desde hace días por el examen que se acerca, sí, como lo oyeron, apenas estamos iniciando y la anciana ya pone exámenes más difíciles que entender las teorías del universo.
Por suerte, logré que los profesores aceptaran enviarle tareas y cosas como esas a Alex y así evitar que pierda todo un año por estos pocos meses que nos quedan.
Cada tarde vengo a traerle sus deberes, y mientras él los hace, yo trato de concentrarme en los míos, pero la realidad es que siempre termino observándolo como una idiota enamorada.—¿Así que crucigramas? —pregunto rompiendo el ambiente silencioso cuando por fin termino los apuntes y asuntos pendientes de psicología—. Al parecer pasar las mañanas con Fátima no es tan trágico como me lo pintaste.
Se encoje de hombros robándome un bolígrafo. —Es buena si ignoras su olor a pañal de adulto y talco de bebé. El segundo lo usa en las partes de su cuerpo que rocen porque su piel es sensible y se irrita con facilidad. —Lo observo entre incrédula y divertida, ¿cuántas cosas raras conoce de esa mujer?—. No me mires así, pasamos seis horas diarias juntos, de algo tenemos que hablar.
—¿Y son divertidas las conversaciones sobre los diferentes tipos de talcos? —Lanza un cojín en dirección a mi cara que apenas logro esquivar—. ¡Oye! Solo preguntaba; luego podría conseguirte a otro enfermero que te de charlas informativas sobre las telas que no irritarán tu trasero de bebé.
—Que conste que no te lanzo otra almohada porque ya se me acabaron. —Su dedo índice me señala de forma acusatoria—. Mejor dime cuáles son las noticias que trajiste. Y más te vale que sean buenas o comenzaré a considerar aventarte el control de la televisión.
«Pero qué malhumor que se porta hoy»
Es verdad, yo solo quería saber qué pantaloncillo de anciano tendría que comprarle cuando salga de aquí.
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The Real You
Ficção Adolescente¡HISTORIA TERMINADA! Madison Fox: bailarina, multimillonaria, y heredera de un imperio hotelero. Los que no la conocen la catalogan como la hija de mami y papi que le compran todos sus logros; quienes realmente logran pasar esa muralla ven a una muj...