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Lullaby Mikaelson
Regreso a la mansión sin hacer uso de Abdí, es Matheus quien me trae y Dwayne quien me abre las puertas de la mansión. Subo a mi habitación un poco abrumada por lo que ha acontecido. Siquiera me ha dado tiempo de revisar lo que Dalia me ha enviado. La puerta de la habitación cede ante mí y dejo todo sobre la cama yendo directo al baño.
La bañera me recibe con agua caliente y espumas, mi cuerpo es sumergido por las aguas tratando de relajarme los músculos tensos y la mente confundida.
«Y lo mejor para él es que te mantengas a distancia, a no ser que quieras que el "casi" se haga realidad»
Aquellas palabras se repiten en mi mente como un mal intento de conciencia.
La sustancia de mi cigarro es consumida de forma pausada, porque nunca hay apuros cuando de esto se trata. Libero el humo creando una nube frente a mis ojos, la cual se desvanece lento mezclándose con el aire que respiro, en el proceso.
«Ahí es cuando te digo que te quiero, Nahin Pines.»
Mi mente empieza a traer recuerdos que quería mantener enterrados, volviendo mi cabeza un completo caos. Salgo de la bañera envolviéndome en el albornoz y dejo el cigarro a un lado cuando siento que no me está haciendo efecto. Con urgencia busco entre los cajones tratando de no remover ninguno de los papeles que se encuentran perfectamente ordenados, hasta dar con lo que me importa. Mi mano palpa la bolsita transparente y me quedo observando su contenido por largo tiempo.
"¿De verdad vas hacer esto?"
La cuestión es que ya no se trata solo de Nahin, sino también de Asher, Beck, Matías, Nathan, Luka e Ian.
Empuño el pequeño paquete y cierro los cajones asegurándome de que quede bajo llave, nadie sabe sobre esto y nadie debe saberlo.
Las manos empiezan a temblarme y me peino el cabello consecutivas veces sin saber que más hacer. Veo el iPad sobre la encimera y dudo en si tomarlo o no, al final lo hago.
Abro el archivo con su nombre y lo primero que veo es el diagnostico de medico indicando que está es perfectas condiciones. ¿Eso incluirá su memoria?
Sigo bajando y me topo con un par de fotos. Fotos de él saliendo del hospital. En una sonríe casi en dirección de la cámara, pero en realidad le sonríe es a Isabo, quien es su acompañante, al parecer. El corazón me da un vuelco al verlo así sea en una bendita foto, tanta es la ansiedad que me lleva a sentir, que empiezo a pasarme la mano por rostro con algo de frustración.
El iPad queda a un lado y decidida volteo lo que contenía aquel paquete, sobre la encimera. Con suma concentración acomodo aquello hasta el punto de consumirlo. En primer instante dudo, es la primera vez que consumo algo de este tipo y espero tener el valor para no volver hacerlo.