Carlisle Justiniani
Escucho a los chicos hablar mientras caminamos por el área verde. Dispuesta para llamar a Amalé y así avisarle que ya puede pasar por nosotros, mi mirada se desvía en cuanto veo el cabello dorado de Nahin, pero eso no es lo que llama mi atención, no, lo que en verdad llama mi atención, son los rizos rojo vivo, que porta la acompañante del anterior mencionado, la misma que bailaba con él, el día del baile.
Mis pasos se detienen y no me ahorro el disimular para verlos ¿Para qué? Si los dos se encuentran en un lugar sumamente visible, es obvio que quieren que los vea.
Mi problema no es, donde están, ni que él este hablando con ella o viceversa ¿Saben cual es mi problema?
Es la forma en la que se encuentran, es la forma de como Nahin está recostado contra la pared de ladrillo, es la forma de como está sonriendo. Esa forma de sonreír con satisfacción pura, que solo le había visto cuando estaba conmigo. Es la forma en la que se encuentra ella, apoyada contra la mitad de su cuerpo, con una mano apoyada en su torso, el cual es cubierto por una playera blanca, es la forma en la que ella tiene su otra mano, reposando sobre el perfil de su rostro, haciéndole caricias delicadas. Me molesta que se deje andar toqueteando.
Y lo peor, la forma en la que él la sostiene de la cintura.
Esto no tiene porque molestarme o incomodarme ¿Verdad?, pero lo hace, malditamente lo hace, me hierve la sangre ver "tan deleitable escena".
—Oh, oh—se burla Luka, que seguramente está viendo lo mismo que yo
—¿Carlisle? —ese es Asher, tratando de averiguar como estoy, porque si bien, no me he movido, me he quedado estática, viendo a los dos tortolitos, y Asher que me conoce tan bien, ya debe saber que es lo que está pasando por mi mente.
Mis pies se empiezan a mover, acercándome a ellos en el proceso, haciendo que me desconozca, porque estas cosas nunca me han importado. Él es libre de verse con quien quiera, él es libre de reírse con quien quiera, sobre todo, él es libre de tocar a quien quiera. Pero se supone que nosotros habíamos hablado, se supone que estamos intentando algo, ¿No?
Entonces ¿Por qué esta con ella? ¿Por qué tiene que mirarla de forma tan meliflua? ¿Por qué tiene que dejar que lo ande tocando cuando ya habíamos hablado sobre eso?
Nunca me ha gustado compartir mis cosas, si bien, él no es mío, pero tenemos ese extraño no sé qué y mientras estamos en eso, él no puede estar con nadie más, sencillamente no debe.
—No vayas hacer una locura, Carlisle—insiste Asher
—solo iré a saludar—la voz nunca me había salido tan falsa, no como hoy.
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Lullaby: Don't break 《REESCRIBIENDO》
RomanceEl frenesí de la vida de Carlisle Justiniani, convertido en historia. ¿Podrán los amantes amar a Dios sin tontear con el Diablo? Prohibida las adaptaciones ©