Por los Nilsson

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Capítulo 57

Nahin Pines


Y estamos a nada de irnos del lugar, después de estar casi tres horas aquí.

Ambos nos encontramos de pie contra la puerta de entrada, mientras esperamos a Abdí.

—ya podemos irnos—se les escucha a la vez que se deja ver, caminando con pasos lentos y acomodándose un abrigo de color negro.

Ambos nos despegamos de la puerta de metal y empezamos a caminar hacia los autos.

¿Por qué tanta insistencia en que él viniera? —Lullaby empieza una conversa, la cual no entiendo, puesto que se dedican a hablar en sueco.

Abdí detiene los pasos y me observe a la vez que una de sus comisuras tira de un lado formando una pequeña sonrisa torcida.

porque sin él aquí, no hubiese podido contenerme

—¡dejen de hablar de mí! —me quejo

Él ríe y de paso se relame los labios—¿Cómo sabes que hablamos de ti?

—por la forma en la que me miras

¿contenerte de qué? —ella sigue con la conversación que no entiendo y me desespera

Y mientras Abdí no aparta su pesada y gris mirada de mí, dice:

de besarte, de besarte y dejarte sin aliento, de tomarte, aunque no me pertenezcas

¿A mí o a él? —ella ríe

Y tales palabras, lo tensan de tal manera que me intriga saber que fue lo que le dijo; Abdí se tensa marcando su mandíbula y dirige su mirada a ella

—No es gracioso, Lullaby

entonces deja de verlo tanto—nunca deja de reír

—Cuál es el maldito chiste, porque no entiendo

—no hay ningún chiste y ya vámonos—resopla empieza a caminar al pequeño estacionamiento, no nos da chance de nada, cuando...

¡Por los Nilsson! —grita alguien a la vez que se oyen tres disparos en seco, un gruñido de dolor y yo actúo de manera rápida y sin pensar, tomando el arma que carga Lullaby en la cintura y disparándole a la persona que acaba de herir a Abdí.

Volteo en la dirección donde se encuentra él y lo veo llevarse la mano al abdomen, la cual le queda totalmente tintada de rojo, sus cejas de hunden en un gesto de dolor y como si de un muñeco se tratase, Abdí cae al suelo sin poder estabilizarse.

Vuelvo mi mirada hacia la mujer que yace en el suelo ensangrentada y sin mi consentimiento, mi dedo vuelve a tirara del gatillo vaciando el arma en ella, viendo como reacciona su cuerpo al ser tocado por las balas, viendo como su boca escupe un hilo espeso y tan rojo que parece negro, de sangre.

Mis movimientos se vuelven lentos y ambas manos me caen a los lados, a la vez que deja caer el arma al suelo, la forma en la que me palpita el corazón no debe ser acta y estoy a nada de caer al suelo, pero algo me detiene.

Te amo, nena

Sus palabras me paralizan y verlo allí tirado, apoyado sobre el regazo de mi novia y tomándola por la mejilla, me hacen pensar en tantas cosas y más la forma en como ella le devuelve la mirada.

No sé qué es lo que hago, pero en menos de nada, tengo a Abdí sobre mis brazos y lo meto dentro del auto de Lullaby.

Ambos subimos al auto sin decir nada, ella se sienta atrás con él, mientras yo manejo siguiendo sus indicaciones.

Lullaby: Don't break 《REESCRIBIENDO》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora