Una Lullaby Inofensiva

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Capítulo 50

Nahin Pines

Entramos a la habitación y de inmediato Dippy, baja de la cama y corre a ella.

—ven aquí bebé ¿extrañaste a mami?

—¡Lullaby! —gruño

—mami también te extraño, amor—el maldito perro menea la cola mientras le lame el rostro

—¡mañana me desharé de ese maldito perro!

—si haces eso entonces volveré a estar enojada contigo—comenta mientras roza su nariz en la cara del perro desgraciado

—disfrutas verme celoso ¿verdad?

—ni siquiera estoy pensando en ti—dice—no oigas al envidioso de papi, bebé

—¿ni siquiera estás pensando en mí?

—no—camina hasta la cama y se acuesta en ella con el perro en brazos

—no lo pongas donde tú y yo dormimos—cojo al perro y lo pongo en el suelo

—Nahin, eres un dramático—ríe

—ese perro es un atrevido—quedo sobre ella y dejo besos en su rostro, pero ¿Qué creen? El hermoso perro salta a la cama y empieza a lamer la frente de Lullaby

—¡oye! —me quejo tratando de echarlo a un lado

—ven aquí amor—Lullaby le besa las patitas y para terminar de complementar, el muy fresco empieza a ladrarme, a mí, al quien lo trajo.

"Malagradecido"

—míralo y todavía tiene el atrevimiento de ladrarme cuando el que esta sobrado aquí es él

—sshh no lo escuches mi querido Dippy.

Y así sin más, me echaron a mí a un lado y se quedaron ellos dos en su burbuja, hasta que:

—ten—me entrega a "Dippy"

—¿a dónde vas?

—tengo que alistarme para la reunión de hoy

—¿y me dejaras con esto? —le enseño al perro alzándolo con una sola mano

—no lo llames así, grosero

—¿irás con Abdí?

Detiene los pasos quedando bajo el marco de la puerta del baño, me dedica una mirada cauta y me dice:

—sí, iré con Abdí

Asiento levemente

—¿estás molesto?

—no, te juro que no lo estoy

—me alegra—entra al baño

—pero ¿no podría ir yo en su lugar?

Vuelve a salir—no amor, ese es el trabajo de Abdí

Dejo escapar un largo suspiro—de acuerdo.

Y mientras yo estoy tratando de "sociabilizar" con Dippy—digo tratando porque el muy infeliz, no quiere que me le acerque, cada vez que trato de tocarlo, me gruñe o muerde—, Lullaby sale del baño, envuelta en una bata blanca, se sienta frente a la peinadora y empieza a secarse el pelo, lo plancha y luego se maquilla, termina con eso y se levanta caminando hacia el armario.

Un par de minutos más, sale del armario y me obliga a incorporarme, apoyándome de mis brazos; luce un vestido blanco con corte v y ceñido al cuerpo, acoplándose a sus curvas.

Lullaby: Don't break 《REESCRIBIENDO》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora