Celos y más Celos

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Capítulo 48

Lullaby Mikaelson


—señorita—es Dwyane quien me recibe con una sonrisa alegre

—hola Dwayne ¿Cómo has estado? —hablo con voz floja

—definitivamente, mejor que usted—ríe

—muy gracioso, Dwyane, muy gracioso. —empiezo a subir las escaleras con gran pesar y cuando estoy por llegar al siguiente piso, recuerdo el maldito elevador.

—¡agh! —siempre se me olvida.

Entro a la habitación y no veo a Nahin, así que lo único que hago es tumbarme boca abajo en la cama.

—¿Amor? —ahí está

—¿qué? —no me muevo

—¿Dónde estabas? ¿por qué no llegaste anoche? Me preocupaste—siento su peso en la cama cuando se sienta y siento su mano acariciar mi cabello

—estaba en la mansión Uróboros, tuve mucho trabajo y terminé hoy en la mañana—hablo aun estando boca abajo

—debes estar agotada ¿quieres darte un baño?

Entonces me recuesto sobre todo mi perfil derecho y lo observo, el cabello le cae en la frente y dejando caer gotas de aguas que le recorren el rostro, el torso lo trae totalmente desnudo, permitiendo que vea las líneas rojas que yo hice y las cicatrices que ya son parte de él y la toalla que trae atada a la cadera que aparte del cabello mojado, me indica que acaba de salir de la ducha.

—no tengo ánimos de nada—mascullo aun detallándole el definido y marcado abdomen

—no tienes qué hacer nada, vamos—me toma entre sus brazos y me carga al estilo nupcial, pegándome contra su pecho y embriagándome con su colonia.

Me lleva al baño y pone la tina a llenarse, me sienta sobre el sofá que hay en el baño, se acuclilla ante mí y empieza a desvestirme.

—yo puedo desvestirme sola

—dije que no tenías que hacer nada—se deshace de mi ropa y me mete en la tina la cual llenó de espumas

—ahora vuelvo—lo veo perderse en la puerta.

Luego de unos cortos minutos regresa, ahora está en bata y tiene dos copas en una mano y en la otra una botella de Pol Roger Sir Winston Churchill, sirve la champaña y me hace entrega de una copa.

—gracias

—no hay nada que agradecer

—Nahin...—intento hablar, pero no lo permite

—sshh, quiero que te relajes y me escuches—empieza—lo siento, no quiero que estés molesta conmigo, Abdí estuvo contigo cuando yo no lo estuve y me duele aceptarlo, pero es así, por favor discúlpame—los ojos no le reflejan más que sinceridad y su pulgar acaricia sin cesar mis mejillas.

Entre la confesión de Abdí y los mimos de Nahin, no sé cual me va a volver más loca.

Mi mano viaja a su nuca, para pegarlo a mis labios, en cuanto mis labios se enredan con los de él, lo único que puedo saborear, es pasión—tranquilo—murmuro en su boca

te amo—suelta

y yo a ti

Pega nuestras frentes y se roba mi aliento—quiero oírlo bien

Lullaby: Don't break 《REESCRIBIENDO》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora