Capítulo 66
Nahin Pines
Al pasar los días, los moretones se le van haciendo menos notables y ya casi ha recuperado el tono natural de su piel.
Está reaccionando mejor a los medicamentos, pero algo que aún me inquieta, es que todavía siga inconsciente. Ha pasado una semana y ella aún no reacciona.
Me muevo incomodo de un lado a otro, con los brazos cruzados sobre mi pecho, hasta quedar sentado a un costado y decido acariciarle el cabello, queriendo sentir la sedosidad de él.
—Te pedí que nunca volvieras a dejarme y al final fui yo quien lo hizo, perdón—con suavidad de no lastimarla, acaricio sus labios con los míos.
La enfermera llega para realizar el chequeo de todos los días y yo salgo para despejarme un rato, sintiendo los párpados pasados, porque si bien, no he dormido lo suficiente.
Para cuando quiero regresar a la habitación, una mano se cierne alrededor de mi brazo, tomándome con fuerzas y arrastrándome consigo.
—Pero...—quedo desorientado y me llenó de confusión al ver que la persona que me ha arrastrado es Joseph.—¿Y a ti que te pasa?
—Isabella—me dice. Noto como respira con dificultad, sus cejas hundidas, su mirada frívola y su mandíbula tensada, me dan un claro gesto de que está furioso
—¿Qué pasa con Isabella?—no entiendo nada de esto
—¿Te lo explico con crayones?
—¡Ve al maldito punto y ya está!—gruño en voz baja tratando de no armar un escándalo
—que gracias a ella, Lullaby está como está
—¿Qué? No, que dices ¿Además tú como sabes de ella?
—Eso no es lo que importa, lo que importa es que la tenemos y la maldita confesó todo
—No la creo capaz—sigo sin entender—tienen a la persona equivocada
Lo veo rebuscar en su saco y saca su móvil, mostrándome la pantalla—sigues siendo el mismo ingenuo
Me muestra un video de como la tienen amarrada en una silla, en una habitación casi oscura, pues una tétrica luz blanca se filtra, permitiéndome ver como además de estar amarrada, también la tienen amordazada.
—¿Qué le están haciendo?
—¿Qué crees tú?—hace un mohín de obviedad y regreso mi vista al móvil, viendo como un segundo cuerpo aparece, deslizándose por el espacio, hasta quedar al frente de Isabella. Es un hombre, alto y un tanto robusto, donde sin nada de delicadeza, le propina un golpe que le deja la cara volteada y veo como la mordaza se va tiñendo de sangre.
Aparto la mirada sin querer seguir viendo cosa tan atroz.
—¡¿Qué les pasa?!—gruño—¡No pueden hacer eso!
—Ella me jodió a mi niña—aparece Leanheay—es hora de que pague. En la mafia no se tiene compasión, Nahin, ella se metió con la persona equivocada y es hora de que pague las consecuencias de sus actos—no veo en su rostro ni una sola pizca de remordimiento—¿Por qué te lo muestro?—llega hasta a mí y toma mi rostro con una sola mano—te lo muestro, por si no te ha quedado claro, en donde estas metido y con quien y para que pienses mejor las cosas. Eso no es ni la mitad de lo que le va a suceder, créeme, le harán cosas peores.—trago en seco—Con mi familia no se meten y no me importa a quien tenga que joder, esa loca se obsesiono contigo y en vez de joderte a ti, terminó jodiendo a la persona equivocada y créeme que si tú estuvieses en el lugar de mi nieta, Isabella estaría justamente donde está ahora, porque te lo dije una vez y te lo recalco, ya eres parte de mi familia y sea cual sea tu situación con Lullaby, no permitiré que te hagan daño.

ESTÁS LEYENDO
Lullaby: Don't break 《REESCRIBIENDO》
RomansaEl frenesí de la vida de Carlisle Justiniani, convertido en historia. ¿Podrán los amantes amar a Dios sin tontear con el Diablo? Prohibida las adaptaciones ©