SOLO ELLOS

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Ian Cullen

Llega un punto donde ya dejas de encariñarte con las personas, donde ya te es difícil confiar, donde temes querer a alguien por el simple hecho de no querer perderlo. Pues yo creí que ya estaba en ese punto, después de el asesinato de mi padre, me costó volver a estar junto a alguien,  pero luego apareció Adaluz, con ese brillo en sus ojos y en menos de nada, logró cautivarme.

—¿Cómo se llamaba?

—¿perdón? —quedé tan perdido en mis pensamientos, que ya no recuerdo de qué hablábamos

—tu hermano, ¿Cuál era su nombre?

—Tahiel...—mis labios reflejan una sonrisa suave al recordar a mi pequeño hermano de ojos aguamarina—Tahiel Cullen

Su tibia mano se posa sobre la mía, en un pequeño gesto de calma y con su otra mano barre la lágrima que rodaba por mi mejilla.

—¿nadamos? —juega con sus pies bajo el agua y sus mejillas se expanden cuando dibuja un paréntesis con sus comisuras

Miro el agua cristalina del lago y luego observo el amplio jardín de la gran mansión y acepto la idea, porque a eso vinimos aquí, a distraernos.  Ya han pasado tres semanas desde que nos convertimos en una pareja y estoy ansioso porque sean más.

—el agua esta tibia

—me encanta—se le empapan los rizos

—sí pues, a mí me encantas tú

—calla—ríe cuando el rubor le toma la cara y opta por ocultarse tapando su rostro con ambas manos

—no lo hagas—le quito las manos—me encanta verte así—de a poco me le acerco y pego mis labios o su oído—sonrojada...

—lura—suelta una pequeña risa divertida

—tendrás que decirme que significa eso

Se ríe, pero de un momento a otro, chilla y de un brinco queda trepada sobre mí, con los brazos amarrados a mi cuello y las piernas enredadas en mi cintura

—¿Qué pasa? —rio

—hay...hay algo ahí, algo me tocó

—tranquila no hay nada—trato de no reír

—es en serio, Ian, algo me tocó—chilla

—pequeña, es solo un alga

—deja de reírte—se queja

—solo si me besas—y no tuve que decirlo dos veces para que tomara mis labios entre los suyos.

te quiero Ian—habla en un susurro melifluo

yo también te quiero pequeña, me costará mucho, tener que irme

—¿te irás?

—tengo qué, pero vendré todas las veces que pueda, para visitar a mi novia

—¿Ian?

—¿sí?

—¿crees que esto funcionará?

Me quedo viendo su rostro el cual la duda y preocupación, lo están gobernando y si diría que eso pregunta no pasó por mi mente, estaría mintiendo, ella y yo estamos en dos vidas diferentes y en dos países diferentes, ¿Cómo lo haremos? No lo sé, pero me niego a dejarla, no podría.

—sí—tenerla justamente así, me está alterando los sentidos y es por eso que me pierdo, besando su cuello—funcionará porque haremos que funcione—rodeo con más fuerza su pequeña cintura, mientras voy bajando los besos a su hombro

Lullaby: Don't break 《REESCRIBIENDO》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora