━✧Adiós, Dippy✧━

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Lullaby Mikaelson

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Lullaby Mikaelson

Caminando en círculos por la habitación sin saber que hacer, la desesperación me toma cuando él sigue sin despertar y el reloj marca las ocho, indicándome que no me queda mucho tiempo aquí.  La máquina vuelve a emitir el «Bip» que indica que las cosas están marchando bien, cosa que me hace respirar en calma.  Pero no me es suficiente, necesito que despierte.

Mis rodillas golpean el borde de la camilla cuando me paro junto a ella.  Un dolor punza mi interior al ver su estado y rostro maltratado.  Sin querer lastimarlo, acaricio su rostro con gentileza, palpando lo fría que se encuentra su piel.

Nahin hace unos pequeños movimientos y gestos de incomodidad que lo llevan a despertar, robándome una mísera sonrisa.  Al abrir sus ojos, se toma su tiempo para acostumbrase a la repentina situación, su mirada se queda perdida en la decoración del cielorraso.  Su rostro adopta un gesto de confusión lo que lo lleva a arrugar las cejas, antes de por fin centrarse en mí.

—Hola...—hablo a penas en un murmullo débil.

No responde, no al instante pues se queda admirando mi rostro.  Su mirada permanece fija en mis ojos por largos segundos sin que él pronuncie palabra alguna.  Una sonrisa sin fuerzas cruza lo delgado de sus labios, mientras aparece un brillo flojo en lo lindo de sus ojos.

—Hola—dice al final, en un tono de voz bajo y ronco.

Quiero decir tantas cosas, necesito explicarles muchas más, sin embargo, no quiero hacerlo.  No quiero tener que involucrarlo más de lo que ya se encuentra, por otro lado, quiero quedarme en silencio, apreciándolo, disfrutando del momento, aunque, no sea el mejor.  No era así como tenía planeado despedirme, bueno... no tenía planeado hacerlo, pero ahora, ahora no sé siquiera que hacer.

Mi mano sigue acariciando su rostro, no queriendo alejarme de él y sus ojos se cierran como disfrutando de mi toque.

—¿Cómo te sientes?—Me atrevo a preguntar, sabiendo muy bien cuál será esa respuesta.

—Si sigues haciendo eso, perfecto.

Una sonrisa se escapa de mí.  Bien, esa no era la respuesta que esperaba.

—¿Cómo llegué aquí?—Pregunta y vuelve a fijar su mirada en mis ojos.

Por un momento me confundo, pero entiendo que deben ser lagunas normales.—Yo te traje.

Con dificultad y notoria molestia, intenta sentarse, aguantándose los gruñidos y quejidos de dolor.

—Con calma.

Lo ayudo hasta que queda en una mejor posición y acomodo los almohadones detrás de él.

—¿Algo más?

—Agua, por favor

Me sorprende su calma y por un momento quiero abordarlo con mil preguntas, explicaciones y demás, pero entiendo por lo que ha pasado y debo darle espacio y tiempo, sin embargo, tiempo es lo que no tengo.

Lullaby: Don't break 《REESCRIBIENDO》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora