Abdí y Yo

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Capítulo 47

Nahin Pines

Despierto sin querer abrir los ojos, porque temo que todo haya sido un sueño y que todavía no esté con ella, pero por la forma en que me late el corazón, por los sentimientos y sensaciones que abundan mi cuerpo, sé que ya la tengo conmigo, porque solo a su lado es que soy capaz de sentir todas estas malditas cosas que me hacen ver como a un niño.

Abro los ojos sonriendo al ver como tengo a la niña entre mis brazos; un costado de su rostro descansa sobre mi pecho, dejando su negro cabello dispersado por todos lados, sus mejillas tienen un leve rubor como el de una hermosa muñequita de porcelana, está desnuda y lo único que me impide ver más allá, es la sedosa manta blanca, la cual le cobre hasta la mitad de la espalda, su mano derecha me aprieta fuertemente como impidiendo que vaya algún lado.

Definitivamente podría acostumbrarme a esto.

Me incorporo levemente para dejar picos en sus rosados labios hasta hacerla despertar.

—creí que no te gustaban los abrazos

—no hagas que me arrepienta—se niega a abrir los ojos

te amo

Sus ojos se abren de golpe, mirándome con fijeza—¿Qué dijiste? —le sale en un leve susurro

que te amo, Lullaby Mikaelson—dejo un pequeño beso en su nariz

ya te condenaste, Nahin Pines—sonríe quedando sobre mí, toma mi rostro entre sus manos y sella nuestros labios en un beso dulce.

—Mi niña les traigo el desayuno—llaman a la puerta y reconozco la voz, es la señora de cabello rojizo que por casi no me suelta cuando me conoció, se la pasó, apretándome las mejillas como a un niño de 8 años y dándome abrazos como si nos conociéramos de toda la vida.

Lullaby sale de la cama totalmente desnuda, buscando que la tome de la cintura y la tumbe de nuevo en la cama.

—¿cómo me haces eso sabiendo como me pongo en las mañanas? —me quejo y se ríe.

Camina hipnotizándome con el maldito vaivén que me hizo perder el control por segunda vez, aquella vez luego de haber salido con Mila.

Entra al baño y no demora en salir amarrándose una bata de color negro, ni si quiera se inmuta en verme, abre la puerta y la mujer entra con una bandeja en manos.

—buen día—me habla en ingles

—buen día señora Griselda—le correspondo el saludo y veo como camina hasta la mesita de noche y deja la bandeja ahí.

—creí que desayunaríamos todos juntos

—sus padres, la señora Leanheay y sus amigos, salieron temprano—respondió antes de irse, pero no sin dejar un beso en la frente de la pelinegra.

Y mientras ellas hablaban, ya yo había tomado la bandeja—amo los waffles —como un trozo

—no comas sin mí—gruñe y se apresura a hacerme compañía

—¿quieres?

Niega en lo que come una fresa—para mí eso es un postre

—pues te lo pierdes—termino comiéndome el trozo que le había ofrecido.

—¡oye! —chilla al ver como tomo un croissant

"Maldita mezquina"

—No te comas mis croissants—me lo arrebata

Lullaby: Don't break 《REESCRIBIENDO》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora