『⋆✾VACKER DAM✾⋆』

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La llamada que recibo, me hace tomar un vuelo con extremada urgencia

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La llamada que recibo, me hace tomar un vuelo con extremada urgencia.  Vuelo que me cuesta tres ojos de la cara y que por supuesto se lo descontaré a Uriel, por no hacer bien su trabajo, pues esto, lo pudo hacer él sin necesidad de mi presencia.

La brisa hace que el cabello negro se me pegue al rostro, en cuanto bajo del avión y piso el suelo sueco.

Veo a las tres personas las cuales les pago para que hagan a la perfección mi trabajo y no necesiten de mi presencia hasta cuando sea la hora de por fin hacer mi acto de presencia como se debe.  Los tres se me acercan y es Uriel  el único que se atreve a saludarme.

—Vacker Dam

—Uriel—digo seria, pues no es aquí donde se supone que debería estar un lunes por la mañana.

Los cuatro abordamos un vehículo y en poco tiempo llegamos al almacén, y bueno, no los culpo por haberme llamado, pues hay más mercancía de la esperada.

—¿Por qué tanto?—cuestiono, porque esto no fue lo que se encargó

—Recompensa por la anterior—me dice Atenas 

No digo más, solo asiento en modo de entendimiento, pues merecido lo tenemos.  Amo cuando la gente se hace responsable de sus malos actos.

No demoro en poner todo en orden y organizar las tropa para hacer el trabajo más rápido.  Cada grupo se encarga de lo asignado y suspiro pues este será un largo día.

Aún no sé que excusa daré al volver, aunque la verdad, eso no preocupa.  Alguna cosa surgirá.

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La tarde llega y puedo respirar más aliviada, puesto que ya han terminado de organizar todo.  Para ser sincera, pensé que nos tomaría algo más de tiempo, quizás dos días, pero me han demostrado que contraté personas eficaces.

Mi móvil, el cual reposaba en mi escritorio, se enciendo dejándome ver una llamada de Beck, llamada que ignoro, junto con las otras cinco.  Para cuando decido apagar el aparato, se me es llamada afuera con notoria urgencia.

—¿Qué sucede?—salgo del pequeño cubículo en donde estaba, para encontrarme con la mirada frívola de un Elían Gómez sonriente.

—¿Cómo es que nuestra Hermosa Dama viene a visitarnos y ni siquiera nos avisa?—dice con sorna y yo miro a mi al rededor, porque es imposible que él se encuentre solo.  Los hombres de Persson nunca atacan solos, pero no veo a más nadie respaldándolo. 

—Era sorpresa—le sigo el tono eufórico

—¿Y si llamamos a Persson?

—¿Y si te vuelo los sesos?

se ríe—Siempre tan cálida y amigable

—es lo que se dice—le devuelvo una sonrisa amplia

Sus piernas largas empiezan a moverse, logrando que  las personas que me respaldan se pongan en alerta, pues la visita de un Persson siempre tiene un solo fin y créanme, no es el amistoso.

Lullaby: Don't break 《REESCRIBIENDO》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora