Capítulo 39
Lullaby
Los día seguían pasando y con ellos aumentaba más el estrés y la inquiétate intriga de Lullaby Mikaelson por querer saber qué era lo que pasaba.
El encuentro con el o la que me haya dejado anonadada, aún me tiene extremadamente confundida, es que, sepan entender que es la primera vez en mi vida que me quedo prácticamente hipnotizada por así decirlo, sus ojos me miraron de tal manera que, aunque se veían notoriamente falsos, me atrevería a decir que ya los conozco, que ya los he visto antes. Aparte la forma en que acarició mis pómulos y cabello, me hace pensar que...—sacudo mi cabeza a modo de negación, pues no puede ser posible—.
Siguiendo con mi resumen, hoy fui a mi lugar como Vacker Dam y al menos me está yendo mejor allá que acá.
"hasta cuando acabe con esos capodecina"
Porque la cara de idiota no me va a ver.
Bueno y sobre Abdí...pues no nos hemos visto en todo el día, hoy hice uso de mis choferes; Marceus, Maheus o Matheus me ha estado transportando a donde le pedía.
Visité a las ninfas quienes ya están próximas a terminar su entrenamiento de capacidades y listas para empezar con el de aptitudes, están aprendiendo muy rápido, así que me propuse averiguar de dónde proviene cada una para cumplir mi palabra y dejar que visiten a sus familias ya que los Capo di ttuti capi, aceptaron la propuesta.
Cené en la mansión roja solo con Neem, puesto que mi padre aún trabaja, se ha empeñado a buscar información sobre el robo, no sé si pensar mal o creer que les tiene mucho aprecio a sus trabajadores.
Era muy temprano así que me duché, me cambié, tomé a Silas y aquí estoy, conduciendo sin rumbo—como me gusta—, dejando que la brisa me oleé el cabello y llene mis pulmones de aire fresco; los arboles se mueven de manera brusca y ya se ven a los pájaros viajar todos en parvada hacia una sola dirección, puesto que ya está cayendo la noche.
Mi móvil empieza a sonar así que me estaciono para contestar, pero ver las luces de un auto, en un lugar tan solitario, me hace sacar a Squishy.
—Mikaelson—contesto
Abdí: —yo soy él del auto baja el arma
—¿Qué pasó? —frunzo el ceño y bajo el arma
Abdí: —ya te digo.
Cierro la llamada y lo veo estacionarse a unos metros de mí.
—hay nuevas pistas—anuncia mientras camina a mí
—¿Qué se sabe? —me apoyo contra Silas
—no lo sé, Atenées solo me dijo que te encontrara ¡y aquí estoy! —eleva ambas manos y las deja caer a cada costado de mí, sobre la moto.
Suspira y su aliento templado chocha contra mis mejillas, su ceño se frunce y relame sus labios
—¿Cómo sabías dónde estaba? —enarco una ceja
—tu moto tiene GPS—masculla y su mirada se pierde en mis labios
—¿vamos? —pregunto dándole a entender nos vayamos
—Estamos demasiado cerca. —Había dicho Abdí en un intento de buscar la coherencia en lo que en ese momento él estaba sintiendo. La proximidad de sus cuerpos, el sentir el calor corporal de su superior, el ver como Lullaby humectaba sus labios, todas aquellas cosas eran una clara señal de que algo no estaba bien.
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Lullaby: Don't break 《REESCRIBIENDO》
RomantizmEl frenesí de la vida de Carlisle Justiniani, convertido en historia. ¿Podrán los amantes amar a Dios sin tontear con el Diablo? Prohibida las adaptaciones ©