━✧¿Qué Hay de Ti?✧━

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Carlisle Justiniani

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Carlisle Justiniani

Despierto por el molesto timbre de mi móvil y la verdad es que lamento mucho la vida del que se haya atrevido a despertarme

—¡Jooder! ¿Quién es el maldito que se acaba de llevar mi paciencia?—Tomo el móvil, quejándome al darme cuenta la hora que es y viendo el sin fin de mensajes que me ha mandado Ian

—¡Te voy a matar, León!

Abro los chats para fijarme que no sea nada importante y gracias a Dios no lo es, pero es peor para él, ya que como no es importante, lo voy a matar.

Me tomo un momento para espabilar, recordando que Nahin está en casa, así que, aseándome rápido, salgo de la habitación para ir a buscarlo.  La visita ha durado suficiente. 

Al abrir la puerta de la habitación, me encuentro al niño durmiendo de lo más cómodo, perdido entre las mantas y las almohadas, con su brazo tapándose los ojos y con su cabello rubio, despeinado.

Apagándole el aire, aprovecho para correr las oscuras cortinas, dejando así, que el reflejo de la luz del brillante sol, de directo en su rostro.

Me siento como una madre despertando a su hijo un domingo. Que fastidio, pero se siente bien, ser el que despierta y no el despertado, la verdad.

Escucho a Nahin gruñir por lo bajo, un gruñido ronco, que más bien me sabe a ronroneo, pero aún así, no despierta.

Medidas extremas.

Camino hasta la cama viendo la hermosa jarra de cristal, que contiene una fresca agua y que reposa sobre la mesita de noche.  Vertiendo agua en el vaso de cristal que acompaña la jarra, lo tomo y la derramo sobre su rostro, haciéndolo despertar al instante.

—¡Oye!—y de un gruñido, queda despierto

—despierta

—¿Así es como tratas a tus invitados?

—Tú no eres mi invitado, eres invitado de Jhabed, en todo caso, él es quien debe atenderte no yo

Éste queda sentado dejándome ver su torso totalmente descubierto.  Lleva ambas manos al rostro y luego de un largo minuto, se descubre dejando su mirada perdida en mí.  Nahin suelta una sonrisa traviesa, haciéndome caer en cuenta, de lo que tengo puesto.

Lindo pijama—se relame los labios, gustoso y deseoso

—calla—rápidamente tomo una de las mantas e intento cubrirme.  En vano.

—Eso no es necesario, ya lo he visto todo y no es como si no te hubiese visto antes

—cállate y alístate que te vas

—Pero que grosera la niña, ven aquí—y agarrándome  de la cintura, me tumba en la cama—acabas de alegrar mi día

Empieza a pegar nuestros labios en picos, mientras que su mano trata de tirar de la sabana que cubre mi no tan cubierto cuerpo.

Lullaby: Don't break 《REESCRIBIENDO》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora