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Lullaby
Carlisle se encontraba en paz, no queriendo que nadie la fastidiase, guardando sus cosas en la caja de metal negro. Pero claro, su paciencia siempre era interrumpida y esa vez no iba a ser la excepción, pues había aparecido Nahin Pines. Sepan entenderlo, llevaba dos días sin saber nada su "reforzadora de materia".
¿Dónde estabas, Carlisle?
—Dulce canela—le había susurrado él a la espalda, aquel mote que según el rubio, le quedaba perfecto a Carlisle Justiniani.
Ella se había tomado un momento para respirar, tratando de conseguir algo de paciencia. Pues es lo que más se necesitaba para lidiar con Nahin Pines.
—¿Qué quieres Dippy?
—¿Dónde andabas, cosita hermosa?
Y sí, al igual que Nahin, todos queríamos saber porque tan perdida nuestra querida Carlisle.
—Me tenías muy abandonado—seguía él con su burla y palabras cargadas en sorna. Aunque, entre broma y broma...
—Nahin, no estoy para tus estupideces—Carlisle terminó con su tarea y de un tirón, cerró la puerta de su casillero.
—Me hieres ¿Sabes? Y yo que creía que ya estaba empezando a agradarte.
—Creíste mal.
—¡Auch! Venga, vale. ¿No me dirás por qué faltaste? Tú nunca faltas y si lo has hecho, es porque es algo grave ¿Estás bien?—Fuera de bromas o burlas, Nahin tenía algo de razón.
Carlisle resignada, deja apoyar su espalda sobre el mueble de metal y al parecer, se decide en contarnos donde es que andaba.
—Soy alérgica al polen. Enfermé y tuve que permanecer en casa
—¡Ash! No lo sabía, corazón
—Deja de llamarme como llamas a todos tus ligues. Primero porque no me gusta. Segundo porque no formo parte de ellos—protesta
Nahin suelta una muy divertida carcajada, cosa que no le hace gracia a Carlisle en ningún momento—No llamo así a mis ligues, deja de inventar
—ajá.
Y como si fuese una muy loca e inesperada casualidad, unas de las "amigas" de Nahin, hace acto de presencia, con el único fin de ir a "saludarlo".
La rubia de ojos azules, se posa frente a los dos, sin embargo, sus ojos se centran en los del chico de cabello dorado, sin siquiera determinar a la pelinegra.
—Nahin—dice con voz coqueta, mientras sus manos se concentran en acariciar el rostro del chico.
Ambos rubios inician una corta conversación en donde Carlisle se entretiene viendo como Nahin si usa exactamente el mismo mote de hace un rato, para referirse a la rubia. Ellos ajenos a que Carlisle los mira como si fuesen el mejor entretenimiento, terminan con su charla en lo que ella se despide con dos besos en la mejilla.
