08. amateurs y planetas ☆

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Con The bad guy de Epik High sonando como música de fondo, abrí el marcador permanente usando los dientes y escribí mi nombre en el cd en el que había quemado la pista en la que había trabajado la semana entera. Bada y Gina habían salido desde muy temprano para llegar a sus clases en la universidad, así que podía darme el lujo de escuchar lo que me apeteciera a un volumen considerablemente alto.

Hoy no tenía que ir a trabajar a la pollería porque el señor Park había cerrado un par de días para poder estar con su hija, pues acababa de dar a luz a su primogénito. Estaba un poco (demasiado) emocionado de por fin ser abuelo.

La semana había estado llena de desvelos y mi cuerpo pedía a gritos un descanso, pero cuando escuchaba lo que había creado no podía evitar sentir satisfacción. La melodía era lisa y suave. Había pasado varias mañanas en casa de Lian luego de pasar noches en vela para poder usar mi teclado. La pista iniciaba con un segundo en el que solamente se escuchaba mi voz, para luego ser acompañada por las finas notas de piano. Después hice varios arreglos en mi computadora y agregué diferentes sonidos en momentos específicos.

Con mi equipo de segunda mano (que tenía desde mi segundo año de preparatoria y que me había comprado gracias al dinero que había ganado en esas horribles noches como niñera), había grabado todo. Definitivamente debía empezar a ahorrar para uno nuevo, pero por ahora, todavía me servía bien.

La letra, por otro lado, la había escrito hace bastante tiempo. Alrededor de mi salida de casa. Iba un poco de mi experiencia viviendo por mi cuenta, e incluso un tanto de mi familia.

Antes de salir de casa revisé los mensajes en mi celular y abrí un chat en específico. Yoongi había recibido el archivo que le había enviado la noche anterior (antes de quedarme muerta sobre el sofá), pero no lo había visto todavía.

Al llegar a BigHit, camine hacia el escritorio de la señora Lee.

— ¿De nuevo pollo? — me miro, confundida.

En lugar de mi polo amarilla y mi gorra con pico, llevaba unos pantalones cortos junto a mis botas militares y una sudadera gruesa y de color gris.

— No — sonreí, — hoy no estoy trabajando.

— ¿Entonces en qué te puedo ayudar, cariño?

Saqué el estuche donde había guardado el cd.

— Vengo a dejar esto — expliqué, — para entrar al concurso de producción.

La mujer tomó una expresión emocionada.

— ¡No me digas! — exclamó. — Venga, dámelo, yo lo llevaré arriba personalmente.

Saco una caja de cartón en la que había un montón de usbs y estuches igual al mío. Sentí un nudo de nervios en la boca del estómago. Se trataba de mi competencia, seguramente.

Me relamí los labios.

— ¿Podría prestarme antes algún marcador?

— Claro.

Revolvió el primer cajón de su escritorio y sacó de él lo que le pedí, en color azul. Me lo tendió y lo utilicé para escribir algo en la parte del frente del estuche que guardaba mi trabajo de la última semana.

so far away ☆ myg ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora